Wálter Nosiglia Navarro (Chuquisaca, 4 de enero de 1962) corre en moto hace 43 años. Hace un par de semanas se fracturó siete costillas por una caída. Una más en su extensa trayectoria. Una vez sufrió un accidente duro en Brasil: “quedé en estado de coma con varias fracturas”, rememora.
Ahora, desde su reposo obligado se anima a contar. En realidad, PREMIUM trata de exprimirle esos momentos nada gratos, muchos terribles.
“He tenido muchos accidentes, pero uno de los más difíciles ha sido a principios del año 80 en un Campeonato Latinoamericano en Brasil, donde quedé en estado de coma con varias fracturas, sobre todo con una lesión muy grande en el rostro, tuvieron que hacer una reconstrucción de prácticamente toda mi cara”.
En las carreras de ese tiempo “los cascos no tenían la quijada, eran abiertos, realmente fue el peor accidente de mi vida. Era muy joven y por eso también he tenido muy buena recuperación y he podido salir adelante”.
Tardó cerca de un mes en dejar el coma y más de medio año para estar totalmente recuperado, lo que no le impidió continuar con su pasión, así que volvió a subirse a una moto.
“Luego tuve accidentes complicados. Una vez, en un Supercross en Santa Cruz, sufrí una caída muy dura, me choqué de frente con otro piloto y tuve una recuperación de unos seis o siete meses, fue complicado porque tuve un problema en mi fémur, el codo, esa fue la única vez que dije que iba a dejar de correr, estaba tan mal que lo dije, pero ni bien me recuperé volví a las carreras (se ríe)”.
‘En Brasil quedé en estado de coma con varias fracturas, sobre todo con una lesión muy grande en el rostro’
También sufrió “muchos accidentes livianos, cosas que no fueron tan complicadas, costillas rotas todo el tiempo. No sé por qué siempre me ha tocado lidiar con eso, con una serie de fracturas”.
Sin miedo a volver
Pese a todo, a Wálter nunca le dio miedo volver a subirse a la motocicleta: “Es el deporte de toda mi vida, es lo que me apasiona”, algo que transmitió a sus hijos Wálter Junior y Daniel, y que lo tienen también todos los pilotos.
“Waltico (su primogénito) tuvo un accidente muy grave en el Dakar 2019, incluso estuvo muy cerca de perder la vida. Después de recuperarse, ni bien se subió a la moto era el mismo. Así somos prácticamente todos los pilotos, nosotros hemos aprendido que la cabeza es más fuerte que cualquier cosa para superar estos accidentes”.
‘Así somos prácticamente todos los pilotos, hemos aprendido que la cabeza es más fuerte que cualquier cosa’
Hace dos semanas volvió a caerse cuando se entrenaba en el Circuito de Motocross Ananta de La Paz y se fracturó siete costillas.
“Estoy bien, contento con la evaluación de mi lesión. Son dos semanas que han pasado, estoy teniendo una vida casi normal, solamente no puedo hacer nada de deporte. Los médicos me han dicho que entre 15 y 30 días me harán una nueva evaluación para ver si podré volver a la moto. Estoy con unos cuantos calmantes y hay que estar lo más sedentario posible”.
Su amistad con Ocampo
Wilter Ocampo, un corredor paceño, fue el gran amigo de Wálter y también un gran rival en las pistas. Murió cuando competían juntos.
“Su accidente fue muy grave. Ya teníamos a nuestros hijos corriendo, fuimos a Cochabamba juntos, nuestros hijos corrieron primero. Mientras Wilter corría, su hijo se quedaba con mi esposa e hijos, éramos como una familia”, rememora.
“Recuerdo que venía ganando la carrera y cuando la pararon me molesté mucho porque el reglamento dice que puede pasar cualquier accidente, lo que sea, y la competencia debe continuar, pero cuando me dijeron que era Wilter no sabía dónde meterme y obviamente casi me muero. Su hijo estaba con nosotros, fue una tragedia muy grande, no sabíamos qué hacer, qué decirle a su hijo”.
Dada la unidad que existía entre ambos, Wálter fue el encargado de contarle a la familia Ocampo lo que había ocurrido.
“Siempre agradezco el haber conocido a Wilter, un agradecido con la vida, un amigo incomparable. Hemos estado juntos por tantos años y por ello fue muy dura su partida”.
El accidente sucedió el domingo 20 de junio de 1999 durante el tercer Campeonato Nacional de motociclismo en el valle. La carrera fue cancelada, además de que la Unidad Departamental de Deportes decretó un duelo de 30 días.
“Estoy bastante entero, solamente tengo un fierro en la clavícula y después nada. Creo que para tan larga carrera deportiva la parte de accidentes ha sido bastante menor”, afirma sobre lo que le tocó pasar a él.
La posta ya la tienen sus hijos
Con 58 años de edad Wálter Nosiglia sabe que ya no le queda mucho tiempo para seguir compitiendo. De todas formas la posta ya se las ha pasado a sus hijos Wálter junior (de 27 años) y Daniel (26), dos notables del motociclismo de hoy.
“Sinceramente soy competitivo dentro de mi categoría, pero no hay en Bolivia. Cuando corro afuera lo hago en el grupo de 55 a 60 años. Ahí me veo muy competitivo, pero cuando me meto en otras categorías me cuesta mucho”.
Muchas veces le toca ahora ver desde afuera el desempeño de sus hijos.
“En el último Dakar (2020) estuve con Daniel, en los dos últimos mundiales en Chile y Marruecos igual, así que ya me está tocando acompañarlos. Más difícil es verlos de afuera que estar adentro. Ese es uno de mis temores grandes, es una de las cosas que menos soporto; por lo menos cuando los tres estamos adentro sé que llegaré por si pasa algo, pero el estar afuera es una impotencia increíble, me cuesta mucho, así que voy a sufrir bastante en lo que me queda por delante, pero voy a pagar también lo que mi papá sufrió conmigo (se ríe)”.
Comenzó a los 15 años, de ‘ocultas’
Su padre Mario y su madre Teresa se opusieron en un principio cuando él les dijo que quería ser corredor de motocross. Le costó convencerlos, lo hizo participando y ganando 12 carreras seguidas en Chuquisaca.
“En Sucre el tema tuerca es muy fuerte y siempre he sido un fanático, mi familia entera lo es, entonces un primo mío que vivía a lado de mi casa era corredor de motos y fue una influencia muy grande para mí”.
Su primera carrera fue una urbana y lo hizo pese a la oposición de sus padres, pero la victoria que consiguió en la categoría 125 cc hizo que lo empiecen a respaldar.
Luego llegaron otras 11 victorias consecutivas y decidió trasladarse a La Paz porque su mayor anhelo era consagrarse campeón nacional.
“Me mudé a los 17 años, luego de que terminé el colegio. Vi que el motocross era muy fuerte en La Paz y al principio no me fue bien en las pruebas departamentales, pero a los pocos meses tuve un encuentro en el circuito con el gerente de Yamaha, que era don Chicho Castedo, me vio entrenando y me dio la oportunidad de correr y me dio su apoyo”.
En 1980 conquistó su primer título nacional. “Luego gané muchos más con don Chicho y por eso lo recuerdo con mucho cariño, él ha hecho que pueda dar ese paso”.
También corrió, aunque pocas veces, en el automovilismo, igual tuvo importantes logros como ser ganador del Circuito Óscar Crespo en 1983.
Su última incursión en las cuatro ruedas fue en 2015, cuando se corono bicampeón del Grand Prix de Miami, Estados Unidos, con los también bolivianos Sergio Kosky y Patricio Franulic.
A nivel internacional
Dentro del motocross obtuvo el puesto 22 en el Mundial de Argentina en 1985 y la posición 36 en la cita mundialista de Venezuela en 1992, mientras que en el Continental de Santo Domingo fue séptimo.
También ganó el título latinoamericano en 1992 en Perú en el grupo 125 cc e igual triunfó varias veces en el campeonato chileno.
Su primera participación en el Dakar fue en 2014 y se pasó de las motos a los cuadriciclos, el cambio no le afectó mucho, aunque sí el aprender la navegación.
Su ilusión era entrar al país corriendo. Así obtuvo un histórico tercer lugar en 2015 y en 2017 se convirtió en el primer boliviano en ganar dos etapas de un Dakar.
Preguntarle a Wálter Nosiglia cuando será su retiro no hallará jamás una respuesta. Él va a seguir corriendo, a pesar de todo.
‘Ver a mis hijos desde afuera es difícil, es uno de mis temores grandes, es una de las cosas que menos soporto’.