Eduardo Villegas Cámara cumple 60 años este Viernes Santo (Cochabamba, 29 de marzo de 1964). “Es un número lindo que representa una mayoría de edad importante”, afirma el técnico más campeón del fútbol boliviano.
“Llego bien, gracias a Dios con buena salud, llego con mucha experiencia, con mucha más sabiduría para la vida y para mi trabajo, que es el fútbol también; estoy realmente feliz, agradecido con Dios, con mis padres, mi esposa, mis hijas, por estar viviendo esta instancia tan importante de mi carrera, de mi vida, de lo que hay que hacer para el trabajo diario en todo sentido, porque educar a tus hijos es también trabajo, como el seguir interiorizado de lo que representa el fútbol”, agrega.
Fue campeón tres veces dirigiendo a The Strongest, y a una con Universitario de Sucre, Wilstermann de Cochabamba y San José de Oruro. También dirigió a la selección boliviana y a varios otros equipos de club. Hasta no hace mucho estuvo en Gualberto Villarroel San José, al que ascendió a la División Profesional por primera vez, aunque tuvo que marcharse a poco de haber arrancado el torneo Apertura.
Este cumpleaños lo encuentra más tranquilo. “Me agarra muy bien, o sea muy tranquilo, sin presiones, que es la parte más complicada del fútbol porque día a día, domingo a domingo, cada vez que tienes un partido estás siempre presionado por lograr un buen resultado y cuando no se logra se sufre mucho, yo sufro y me compenetro mucho con la situación; ahora estoy tranquilo, estoy disfrutando de mi familia, de mi papá que está aquí (en La Paz) visitándome, esos son factores para mí muy importantes a la hora de no estar trabajando. Mi única pena es no estar trabajando, sé que hay tiempos así, ya lo he vivido otras veces y aprovecho para leer, para capacitarme, para seguir mirando fútbol, para disfrutar del descanso y, a veces, como decimos, para quedarme uno minutitos más en cama y descansar del fútbol”.
Se levantó temprano, desayunó con su familia. Le espera un almuerzo también especial en un día santo. “Mi esposa es la capísima en ese sentido porque está preparando algo muy especial relacionado con la fecha, con las limitantes de ciertas comidas, vamos a degustar de un buen chupé de camarones, mariscos, todo eso”.
—Eres católico…
—Es un modo de vida del catolicismo que lo hemos heredado de nuestros padres, lo vivimos, lo hacemos, no tan intensamente como antes, como otra gente, pero con mucho respeto y fundamentalmente con mucha fe en Dios porque creemos en Él, porque amamos todo lo que nos ha brindado, todo lo que nos ha dado y nos cuida en el día a día.
El fútbol, su vida
De esos 60 años que Eduardo Villegas cumple, la mayoría han estado ligados al fútbol desde que fue a la Escuela Enrique Happ de su natal Cochabamba cuando tenía algo así como cinco o seis años. Antes de los 20 ya estaba en Primera e hizo una linda carrera como jugador profesional para luego enganchar al exitoso entrenador que es hoy.
—Qué es mejor, jugar o dirigir…
—No hay mejor cosa que jugar al fútbol, yo digo eso, por lo menos siento eso, más allá de que soy entrenador y disfruto de hacer mi trabajo en la semana y disfruto mucho más si sale adentro de la cancha lo que has preparado; preferiría jugar al fútbol siempre, me encanta, me sigue encantando, juego un poquito de manera recreativa, pero disfruto más de jugar que de dirigir; dirigir es mucho más complicado, tiene mucha presión, depende de muchas personas no de ti solo en el juego.
—Cuál consideras que ha sido la clave en tu vida dedicada al fútbol…
—Son muchas, pero digamos que una de las más importante, la que ha marcado mucho más profundamente en mi profesión, en mi calidad de entrenador, es haber logrado el tricampeonato con The Strongest, esa parte ha sido muy importante porque nosotros ya habíamos ganado títulos en otros lugares, una vez en Sucre con Universitario, en Cochabamba con Wilstermann, pero haber logrado tres veces con The Strongest ha sido maravilloso, ha sido genial y me queda marcado; además, el récord ese está ahí y se sostiene, nos enorgullece muchísimo.
—Y como esa alegría ¿has tenido en tu carrera algún sufrimiento?
—También tiene que estar relacionado con algún campeonato, sí, y probablemente haya sido el campeonato con Wilstermann. Sufrido porque hemos sufrido toda la temporada previa a estar liberados del descenso indirecto. Te explico: me invitaron a dirigir a Wilstermann, pero tenía que dirigir primero el descenso indirecto contra Ciclón en Tarija, entonces cuando agarré el equipo mi hermano Óscar, algunos amigos me decían ‘cómo se te ha ocurrido agarrar a Wilstermann, que está ahora en descenso’; y bueno, me gustan los retos grandes, lindos, importantes, yo sé de la magnitud de lo que era y de lo que es Wilstermann y quería dirigir a Wilster porque no era tan cercano a ese club en mi niñez, en mi juventud, cuando yo era más de Petrolero; pero cuando me dijeron Wilstermann, Cochabamba y estar en mi tierra, con mi familia y todo eso, pues fue fantástico, entonces lo viví, lo fuimos trabajando, sufrimos mucho para salvar el descenso y cuando fuimos avanzando y llegando al título, a mí me pareció algo increíble, algo insólito que de haber salvado el descenso lleguemos a lograr el campeonato, eso sí que ha sido sufrido; un lindo sufrimiento, desde luego.
Un recuerdo y una bendición…
No duda en responder, no la piensa. En su vida de futbolista fueron varios entrenadores que lo dirigieron, pero uno quedó en su mente, en su retina, en su corazón…
—Fuiste también un exitoso jugador. ¿Has tenido en esa parte de tu carrera un técnico preferido?
—Preferido, preferido, tengo que nombrar a Luis Terán, porque él ha sido mi formador y después ha sido un técnico que me ha tenido después en primera división, me ha dirigido en selecciones juveniles, en mi club Enrique Happ donde me he formado, o sea, yo creo que, salvando las distancias y respetando a otros entrenadores de primer nivel que he tenido, me quedo con Luis Terán porque ha sido el entrenador que me ha formado de manera integral.
—Ya son muchos los años que llevas la condición de técnico más ganador del fútbol boliviano y me da la impresión de que es una marca que difícilmente será alcanzada. ¿Qué significa para ti, hoy a tus 60, ser el DT más ganador?
—Primero, debe ser una bendición de Dios, tiene que ser una bendición de Dios; segundo, yo digo que lograr cosas en el fútbol tiene que tener su meritocracia como dice algún dirigente y creo que hemos hecho los méritos. A mí me gusta el fútbol, amo el fútbol, es mi pasión, pero agregado a eso he logrado una capacitación y muchas capacitaciones posteriores a mi título de entrenador, estoy permanentemente capacitado, viendo fútbol, analizando, hablando con gente de fútbol de afuera y de adentro, estoy siempre en contacto con el fútbol, no dejo de ver partidos de todas las ligas del mundo y veo acciones, juegos y digo que esos aspectos me han dado ese plus, el haber ganado cosas que pasan por el trabajo, por la responsabilidad, que pasa por tus decisiones buenas y malas, también pasa un poco por la suerte o la bendición de Dios; me siento realizado en ese sentido y satisfecho, pero no conforme, y me gustaría seguir logrando cosas importantes para beneficio de la institución en donde me toque trabajar.
—Eso que dices abre una puerta grande, quiere decir que estás impulsado para en cualquier momento volver a dirigir y buscar más títulos.
—El fútbol tiene variables tan rápidas como el balón de fútbol, que un día estás arriba y otro estás abajo, a la mitad y la pelota sigue girando. No sé, pero quisiera dirigir, de hecho en las últimas horas he tenido un par de propuestas muy lindas, muy interesantes, están en el análisis, pero no está definido; sí quisiera dirigir y bueno, no necesariamente enfrentarme con mi hermano (Oscar, DT de Always Ready), pero sí dirigir y poder disfrutar ambos de estar en el fútbol profesional.
—¿Es una asignatura pendiente dirigir a clubes en el exterior? ¿Por qué es tan difícil para un profesional boliviano lograrlo?
—Es una asignatura pendiente como fue por muchos años el hecho de llegar a la selección. Llegamos a la selección por méritos, pero lamentablemente ya el contexto de la permanencia ustedes ya lo conocen y no lo quiero decir, no nos permitió tener continuidad pero llegamos por mérito; y digo que quisiéramos tener solo una oportunidad para dirigir afuera, que nos vean, que nos conozcan, que sepan que tenemos la capacidad para hacerlo, sin embargo, lamentablemente no tenemos el caché, el currículum del entrenador argentino, que si jugó en un club importante de la Argentina, bueno o malo, o si estuvo en la selección argentina de jugador me refiero, ese ya es un plus para ellos de que pueden dirigir en Bolivia. Perdón que lo diga de esa manera, pero es la realidad, eso los catapulta como si fueran superiores a nosotros; y nada, no han dirigido mucho, pero tienen esa ventaja sobre los entrenadores bolivianos. No digo esto en reproche a algo ni para referirme a un DT específicamente, pero tienen representantes que se las charlan bien a los dirigentes bolivianos y logran ponerse por encima de muchos entrenadores muy capaces de Bolivia, que pudieran dirigir perfectamente en el exterior.
—¿Reniegas en tu cumpleaños si te pido hablar de la selección?
— (Sonríe) No reniego, más que de la selección reniego contra quién se juega, esa es la parte que me apena, los jugadores no tienen la culpa de jugar con quien les digan, ese es su trabajo, lo tienen que hacer; por contrapartida, para mostrar que nosotros queríamos más, hemos jugado con selecciones de primer nivel: Corea, Japón, Francia, Perú, con Brasil, con Nicaragua, etcétera, hemos querido siempre jugar con mejores selecciones, no nos han interesado el resultado, pero parece que hoy queda como nuestra marca (…) Digo que cuando decidimos hacer partidos, hay que analizar más contra quiénes y así encontrar rivales de mejor nivel que nos beneficien.
El deseo final de cumpleaños
—Es tu cumpleaños número 60, Eduardo, te propongo que soples imaginariamente tu velita y le confieses a la gente tu deseo futbolístico en este día tan importante de tu vida…
—Pretendo siempre hacer un trabajo que la gente lo reconozca, que la dirigencia lo reconozca y que ese trabajo me permita otra vez tener la chance de dirigir la selección, pero en un proceso realmente cierto, de tiempo mínimo de cuatro años en el que se pueda ver mi trabajo, no en cinco o seis meses como fue la última vez, y hacer el recambio necesario que necesita nuestro fútbol, con otra actitud y mentalidad, porque hoy estamos con la mentalidad del nivel de nuestro fútbol profesional que está muy venido a menos en este tiempo, no es culpa de nadie, es la naturaleza del tiempo que va pasando, pero nos hemos dejado llevar por eso; yo quisiera estar nuevamente en el fútbol y hacer los méritos para dirigir a la selección o a dirigir fuera del país.