Bolívar superó ida y vuelta al Deportivo Lara y avanzó a la segunda fase de la Copa Libertadores de América, con potencia en su juego y baile incluido en el partido en La Paz, una goleada (4-0) acompañada de buen fútbol, este miércoles en el estadio Hernando Siles de La Paz.
Su próximo rival será el Universidad Católica de Ecuador, al que esperará el próximo miércoles en La Paz y una semana después le devolverá la visita en Quito.
La Academia necesitaba confirmar en Miraflores su victoria de Barinas (2-3), hasta un empate en casa le servía, pero no se conformó con solo asegurar el pase, sino que puso a prueba sus capacidades, colectivas e individuales, por ello incluso el triunfo pudo ser más amplio, entonces avisó que está para mucho más en esta Copa.
Tardó un poco en llegar al primer gol a pesar de haberlo merecido desde temprano. Luego, en el segundo tiempo, con absoluta tranquilidad, demostró que era abismalmente superior y apabulló futbolísticamente al conjunto venezolano.
El despertar
En los primeros 10 minutos no había pasado nada. Bolívar no generaba ataques y Lara se encargaba de cerrar espacios para no sufrir atrás. El partido había comenzado abúlico.
Un remate de Bruno Savio desde afuera del área despertó a todos. El balón se fue apenas alto. Fue el primer aviso de que el brasileño iba a ser la figura.
A partir de entonces la Academia comenzó a ganar confianza y a hacer su juego. Savio tomó la batuta y fue desequilibrante, como que un toque suyo entre líneas posibilitó una entrada por la derecha de Alex Granell, cuyo centro no encontró a nadie en el medio, cerca del arco.
El medio celeste ya funcionaba. Patricio Rodríguez también cedió un pase habilitando por la derecha a Diego Bejarano, aunque el resultado fue el mismo, porque el lanzamiento del lateral no encontró a nadie.
Bolívar tomó posesión de la pelota y del terreno, empezó a ahogar al Lara que no atinaba más que a defenderse.
Bruno Savio estuvo cerca de abrir la cuenta, habilitado por Francisco da Costa, pero su disparo fue contenido a secas por el cuidapalos venezolano.
El equipo nacional también intentó desde afuera. Un disparo de Leonel Justiniano también asustó a los visitantes.
Lara quería salir, pero no podía. Su único oxígeno pasaba por tratar de tener la pelota, aunque hasta eso le era difícil por la presión académica.
Como una aguja en un pajar, el venezolano dispuso de una gran ocasión mediante Luis Urbina, quien, con una corrida desde mitad de la cancha, con la defensa de Bolívar adelantada, avanzó para ponerse cara a cara con el golero Rubén Cordano, pero las fuerzas no le alcanzaron y terminó en el piso por la marca de Granell.
Dos minutos después, a los 37, llegó el gol de Bolívar. Rodríguez lanzó un córner, Alberto Guitián alcanzó a desviar la pelota, Savio no pudo tomarla, pero José Sagredo, en el segundo palo, la metió al fondo del arco.
Era el 1 a 0 completamente merecido y hasta con “sabor” a poco por las ocasiones que antes había tenido el cuadro boliviano para ponerse en ventaja.
En busca del segundo… la goleada
Al volver del descanso, Bolívar buscó el segundo tanto que lo dejara completamente tranquilo. Incluso tenía más libertades debido a que al Lara no le quedaba otra que empezar a salir para buscar por lo menos empatar.
Empezó a ser figura de la visita el golero Luis Curiel, quien a los 51 minutos le tapó un cabezazo a Savio, luego de un centro de Fernández.
Rato después, de nuevo el cuidapalos evitó un segundo tanto celeste al sacar con los dedos una definición de Francisco da Costa.
Fueron pasando los minutos y el fútbol se seguía jugando en cancha venezolana.
Savio volvió a tener una buena opción, se sacó de encima a un rival, quiso hacer lo mismo con otro en el área, pero éste le quitó la pelota.
Parecía que no iba a haber un gol del brasileño porque de nuevo solo tiró desviado.
Hasta que, a los 68 minutos, Granell le dio un pase a Da Costa y éste, adivinando la posición de su compatriota, se la entregó para que Bruno Savio, con un sutil toque de derecha, pusiera el 2 a 0.
Ya era un baile y la gente disfrutaba en las tribunas. Lo hizo más aún con el tercero, luego de un perfecto centro, otra vez de Da Costa, esta vez al segundo palo para que la metiera, de cabeza, Alberto Guitián a los 76.
Ya estaba en la cancha Bruno Miranda, quien a centro de Roberto Carlos Fernández atropelló y empalmó de primera para hacer el cuarto y definitivo.
Bolívar comenzó muy bien la Copa. Se lo vio en su real dimensión en La Paz. Fue implacable. Y parece tener raza como para llegar lejos.