Víctor Hugo “Tucho” Antelo se acuerda a la perfección la experiencia que vivió la selección boliviana en 1985, cuando se concentró a orillas del Lago Titicaca.
Lo primero es que no había canchas en buenas condiciones como para preparar los partidos oficiales.
Los futbolistas estaban totalmente aislados porque no había ni teléfono ni señal de televisión. La escasa comunicación con sus familiares era a través de cartas.
La FBF no les pagó ningún viático. Era todo “por amor a la camiseta”.
A la larga, ese grupo quedó disuelto y se armó otro que afrontó el premundial en Santa Cruz, ya no en La Paz, contra Paraguay y Brasil. Los resultados fueron negativos.
– ¿Te acuerdas de ese trabajo a orillas del Lago Titicaca?
– Fue muy difícil porque no había las condiciones para estar concentrados allí. Por ejemplo, no había televisión, las señales de los canales no llegaban hasta allí.
El hotel estaba bien, no hay que negarlo, tenía buena comida, los dormitorios eran cómodos. Pero las noches eran interminables, no había cómo sentirse bien.
– ¿En el plano deportivo?
– Las canchas no estaban en condiciones. Todos los jugadores sentíamos dolores en los tendones y en los tobillos porque nos llevaban a trotar a orillas del Lago Titicaca, el terreno era durísimo, lleno de piedras.
– ¿Ustedes le pedían al técnico el cambio de lugar de trabajo y regresar a La Paz?
– No, porque en esa época el jugador aguantaba más, era más duro, le seguimos metiendo sin problemas a pesar de las difíciles condiciones. La cancha de Huarina no era para que un plantel profesional trabaje fútbol. Fue un error, la verdad no sé por qué nos llevaron. El hotel era bonito, la gente nos recibió bien, pero los terrenos de entrenamientos no reunían las condiciones. No hacíamos fútbol como para jugar un partido de eliminatorias.
– ¿Qué hacían en los momentos libres para pasar el tiempo?
– No había ni teléfono. Lo que hacíamos era tener largas horas de conversación, los muchachos de esa época éramos diferentes, jugábamos tenis de mesa, reíamos mucho. En el grupo había buenas personas como el “chapaco” Fernando Salinas, Roberto Pérez y Carlos Borja.
Los medios venían a hacer cobertura del trabajo, recuerdo que con Borja nos tomaron una foto en un bote en el Lago para la lámina de Hoy Deportivo. La experiencia para contarla fue muy bonita. A pesar de la falta de condiciones creo que a los que fuimos nos sirvió para fortalecernos para la vida.
– ¿Qué les decía el técnico para aguantar la situación?
– Él era extranjero, vino a ganar su plata. Así son muchos del exterior que vienen a eso y no les interesa el sentimiento de los jugadores.
– ¿Cómo era el contacto con la familia?
– En esa época estaba soltero, pero no sabía qué pasaba con mis padres en la casa en Santa Cruz, estábamos totalmente aislados, cero contactos. Escribíamos cartas. Wálter Robles, presidente de Municipal, nos acompañaba, a mí me llevó una carta de mi novia, esa forma de comunicarse era una vez por semana.
Sufrimos esa vez, pero ahora recuerdo y digo que fue una experiencia hermosa de vida, nos sirvió para que más adelante seamos fuertes y no nos deprimamos por cualquier cosa.
– ¿Hubo alguno que se fue?
– Varios tuvimos sorojchi. Era un dolor insoportable de cabeza, sentía que la mía me iba a reventar porque de Santa Cruz llegué y me llevaron directo a Huarina. No había esos cuidados de ahora. Creo que alguno se fue, pero el resto aguantamos como varones, calladitos los muchachos porque todo el mundo quería triunfar por tener una mejor condición económica.
Hoy hay todo, no hay por qué quejarse.
– ¿Recibieron viáticos?
– No, no te daban nada, cero dinero. Solo destaco que eso nos ayudó en nuestra formación.
– ¿Jugaron allí?
– Me acuerdo que jugamos con la selección de Huarina, habíamos llegado recién, ganábamos 4-0 y en el segundo tiempo nos empataron porque no podíamos ni caminar.
– ¿Crees que se planificó mal esa labor?
– No sé cómo lo hicieron. Nunca entendí cuál fue la idea de los dirigentes. Para mí lo lógico era quedarse en La Paz donde había las condiciones. Capaz que hubo cosas que uno no sabe hasta ahora.
– ¿Cómo recibieron ustedes la noticia de que se disolvía esa selección y que había que regresar?
– Fue todo de inmediato, de ahí nos trasladaron a Santa Cruz. Hubo problemas dirigenciales, los mismos que hay ahora, nos dijeron que se iba a hacer otra selección y nosotros al margen solo obedecimos.
– ¿Estuviste en la nómina final para las eliminatorias?
– Sí. Raúl Pino reemplazó al “Chamaco” Rodríguez y como la eliminatoria se jugó en Santa Cruz la mayoría de convocados éramos de Blooming y Oriente, que estaban en la Copa Libertadores de América. Eso sigue pasando, la base de la selección son los que juegan torneos internacionales con sus clubes.