The Strongest nunca pudo hilvanar una jugada de peligro sobre la valla de Boca Juniors defendida por Agustín Rossi y la imagen que dejó sobre la cancha del estadio Hernando Siles este martes fue una de las peores en mucho tiempo.
Boca se encargó de cerrar los caminos hacia su arco y tuvo la precisión para convertir una vez e incluso estuvo cerca de al menos un par más.
El Tigre abusó del intento de querer abrir la cancha y tampoco estuvo preciso en los tiros de media distancia. Jugador que tenía la pelota siempre estaba rodeado de hasta tres rivales que incomodaban y cerraban todos los caminos.
No apareció el talento de Raúl Castro ni de Willie Barbosa ni de Ramiro Vaca; Jair Reinoso tampoco tuvo chances y más tarde, con Rolando Blackburn tampoco hubo complemento.
A los hermanos Sagredo les faltó profundidad en sus desbordes y los pocos centros lanzados fueron siempre rechazados.
Con las líneas desconectadas fue imposible cambiar la historia del partido.
En Boca, el colombiano Sebastián Villa fue el encargado de desnudar las falencias defensivas del Tigre.
A los 7 minutos se simplificaron las cosas para el argentino, Almendra metió un pase al vacío para el goleador y figura de la noche, quien dominó la pelota, le hizo un par de quiebres a Fernando Marteli y “fusiló” a Vaca.
Después, en el segundo tiempo, protagonizó en tres minutos un par de corridas que podían haber terminado en gol, primero con una definición de derecha que se fue apenas desviada y luego con un intento por definir por sobre el arquero, pero Daniel Vaca estuvo oportuno para bloquear.