El “plan A” de The Strongest era defenderse y mantener su arco en cero. Complicarle a Bolívar, no darle espacios. Y tal vez, en algún momento, asestarle algún golpe. Así se presentó el equipo de Ricardo Formosinho desde el comienzo y en cierta manera le complicó a la Academia cerrándole la mayoría de los caminos.
El problema es que esa estrategia no era ninguna garantía, como que llegó el primer gol de la Academia mediante Patricio Rodríguez (24 minutos) y desde entonces el Tigre no tuvo respuesta.
The Strongest hizo un partido con cierta firmeza de mitad de cancha para atrás, pero que a la larga no le sirvió de nada. El 3 a 0 lo dice todo. No es que Bolívar le atacó de manera incesante, solo fueron necesarias unas cuantas veces para liquidarlo. Así de sencillo.
Es que Formosinho no tuvo “plan B” nunca en su primer clásico boliviano. Ni cuando llegó el primero en contra ni cuando ya era 2 a 0, obra de Lucas Chávez (42’). El tercero, un golazo de Gabriel Villamil (56’), terminó de liquidarlo.
Lo preocupante del DT fueron los cambios. En un equipo necesitado de habilidad, de algún jugador que hiciera algo diferente, alguna gambeta, un pase filtrado o algo así, sacó a los que podían concebir algo interesante.
De hecho, el Sub-20 Fabricio Quaglio había tenido una aceptable primera etapa con dos ingresos al área muy peligrosos. No le valieron nada porque Formosinho lo retiró igual para iniciar la segunda parte. Su reemplazante Eugenio Isnaldo fue mucho menos.
No conforme con ello sacó también a Michael Ortega. No le tuvo paciencia ni creyó en alguna genialidad que pudiera llegar de parte del colombiano, desconociendo su talento. Con la entrada de Junior Arias eran dos los hombres de punta del Tigre, sin que nadie los alimente.
Porque además también cambió a Jaime Arrascaita, dándole ingreso a un tercer hombre de punta. Gabriel Sotomayor intentó alguna cosa, pero hasta ahí.
Fue una rara manera de ver el fútbol: colocar más delanteros a ver si se generaban más ocasiones. Difícil, siendo que, descuartizado el medio sector, no había quién les reparta la pelota.