Cuando Hugo Suárez era niño acudía a la Academia Tahuichi Aguilera de Santa Cruz con la ilusión de lucir la camiseta número 9 y con ser el goleador de su equipo.
En su familia se respiraba fútbol, su padre era zaguero central de La Bélgica, un club tradicional de la capital cruceña, donde no pudo seguir por una grave lesión de ligamentos.
Hugo Suárez tenía contacto con el balón a diario e iba con decisión camino a ser futbolista.
Lo que jamás se le cruzó por la cabeza fue que haría realidad su sueño de convertirse en profesional, pero como arquero.
Hace una semana, su cumpleaños 39 (Santa Cruz, 7 de febrero de 1982) coincidió con una decisión importante en su vida: su retiro del fútbol luego de 20 temporadas en las que militó en Wilstermann (cinco ciclos), Real Santa Cruz, Real Potosí, Oriente Petrolero y Blooming. También jugó en la selección.
Fue uno de los mejores arqueros bolivianos en su época.
Él considera que aún tiene algo de cuerda, pero los clubes de la División Profesional ya no lo requirieron para la temporada 2021 y por ello decidió marcharse con otro objetivo en puertas: la creación de una escuela de arqueros en la capital oriental, donde transmitirá sus conocimientos.
“Quería jugar uno o dos años más, pero muchas veces no se puede hacer lo que uno quiere. Creo que los planes de los clubes fue una señal de Dios hacia mí para iniciar otras actividades. Quedarme una temporada sin jugar iba a ser perjudicial para mí y por eso decidí ir por el retiro y poner punto final a una carrera de tantos años”.
Las dos caras
Sin dudar, asegura que lo mejor que le pasó en su vida fue jugar, hacer lo que le gusta y para ello fue fundamental el apoyo que le brindó su familia, alentándolo sin condiciones.
“Lo único malo de esta linda carrera fue haber perdido a mi madre. No pude estar con ella más tiempo porque la vida del futbolista es así, hay veces en que toca establecer residencia en otra ciudad y por ello solamente la pude ver en vacaciones. Después uno siempre era feliz en el día a día con los entrenamientos y los partidos”.
Su madre falleció en 2013, cuando Suárez estaba concentrado en La Paz con la selección nacional preparando la visita a Colombia. “Ella estaba delicada de salud y decidí quedarme en el país, pedí no ser tomado en cuenta y murió justo el día del partido”.
«Quería jugar uno o dos años más, pero muchas veces no se puede hacer lo que uno quiere».
De delantero a golero
De su infancia en la Academia Tahuichi confiesa algo que muchos por ahí no sabían: empezó como delantero y por sus condiciones fue elegido para formar parte del equipo de Florida, que se preparaba para afrontar una edición del Mundialito Paz y Unidad.
“En una competencia nos clasificamos a la final, entonces no sé por qué razón faltó el arquero y me animé a cubrir su posición, lo hice bien y el técnico me pidió que siguiera ahí. Al llegar a casa le comenté la historia a mi padre y me dijo: ‘métale, hijo, yo le voy a ayudar’ y ahí nació mi vocación. Gracias a Dios pude llegar a tener éxito, con base en el sacrificio, el respeto y la humildad”.
Su salto al fútbol profesional llegó después de una buena actuación en un Sudamericano con la selección Sub-17, Wilstermann lo vio y le hizo su primer contrato en 1999.
Su carrera en Primera
Su llegada al aviador no fue para jugar de inmediato, pues en esa época el “dueño” del arco era Mauricio Soria, pero supo aprovechar la oportunidad porque de él aprendió mucho.
“Uno siempre sigue con atención la labor de los arqueros, en ese tiempo no había entrenadores y había que aprender mirando. Tuve la suerte de estar cerca de Soria, de quien aprendí mucho. Del exterior admiraba al español Iker Casillas, al paraguayo José Luis Chilavert, al brasileño Rogerio Ceni y al colombiano René Higuita”.
Salvo Casillas, los otros también se destacaron por hacer goles de tiros libres o penales y esa influencia también le llegó a Suárez, quien no solo se encargó en la cancha de evitar la caída de su arco, sino que aportó con sus conquistas.
Según sus propios registros tiene 18 goles en su haber y el tanto que más recuerda es uno de tiro libre en Copa Libertadores de América para Real Potosí contra el venezolano Caracas en la Villa Imperial.
“Me animaron Mauricio Soria, Sergio Apaza y Roberto Ariñez, ellos vieron que en los entrenamientos le pegaba bien a la pelota y me dijeron que ejecute en partidos. Mi primer gol le hice a San José en Oruro a Daniel Vaca”.
Bien ubicado
“No era volador, nunca fui espectacular, si había que volar para agarrar una pelota lo hacía. Cada uno tiene su estilo y lo mío era estar bien parado, siempre he tratado de tener un perfil bajo, más en los últimos años con la aparición de las redes sociales”.
Se dice que para ser un buen golero hay que aguantar los denominados goles tontos, esos que no ocurren a menudo pero que ayudan a forjar el carácter. A la consulta, Suárez dice que tuvo la suerte de no soportar mucho ese tipo de conquistas.
“En la vida del arquero hay que esperar de todo.Una vez quise pisar la pelota, el rival me la quitó y anotó, eso fue lo más grave. Hubo también errores en falta de coordinación que siempre se dan y los pagas. Que yo haya marcado un autogol o recibir uno desde media cancha, por suerte no se dio, tampoco en una acción de contragolpe después de una ejecución mía de tiro libre que no salió”.
Gracias a sus condiciones y características de líder, muchas veces lució el cintillo de capitán en todos los equipos en los que jugó. En Wilstermann fue campeón dos veces y una en Oriente y Real Potosí.
18 goles hizo, según sus propios registros. Era un arquero que lanzaba tiros libres y penales.
Su escuela
Eso también le sirvió para acudir a varias convocatorias a la selección nacional para partidos de eliminatorias y Copa América. “Recuerdo todas esas cosas y puedo dar gracias a Dios porque me fue bien”.
Su retiro del fútbol no significa que lo deja por completo. Ya decidió abrir una escuela de arqueros en Santa Cruz para transmitir sus conocimientos a niños y jóvenes. La idea es comenzar con las actividades desde el 1 de marzo. “Estoy en la búsqueda de un terreno para iniciar el trabajo, he tenido reuniones con varias personas para contarles el proyecto de formar goleros y buscar su apoyo”.
Después de 20 temporadas hace pública su gratitud a Wilstermann, su primer club en el fútbol profesional y en el que más tiempo pasó en cinco etapas. “Gracias a Wilster soy lo que soy en el fútbol, el club confió en mí y me dio la oportunidad”.