Erwin Saavedra se quitó la espina que tenía clavada desde el partido ante Lanús por la Copa Sudamericana con una buena actuación, este viernes conduciendo a Bolívar en el triunfo sobre San José (2-0) en el estadio Hernando Siles.
Lo hizo delante de su padre, Mario Saavedra, quien fungió como director técnico del equipo santo.
El miércoles, en Buenos Aires, Saavedra no la pasó bien porque la lesión de Diego Bejarano le obligó a jugar como lateral derecho, y por ahí Lanús transcurrió con facilidad.
Sin embargo, en el encuentro frente al plantel orureño se desquitó, se puso a los hombros al equipo y por él pasaron la mayoría de jugadas de peligro creadas por la Academia.
Primer aviso
El centrocampista fue el hombre distinto del plantel de Walter Flores, ya que cuando tenía la pelota el ritmo de juego cambiaba y se generaba peligro en el arco rival.
A los 8 minutos del primer tiempo casi abre el marcador con un remate desde fuera del área, pero el balón chocó en el travesaño.
Ante la ausencia de Juan Carlos Arce, quien estaba en la banca de suplentes al no estar totalmente recuperado de su lesión, Saavedra fue el dueño de las pelotas paradas y sirvió el tiro de esquina para el primer tanto celeste.
Su un tiro de esquina fue rechazado por el golero santo, la pelota chocdó en Jairo Quinteros e ingresó al arco.
Gran tiro libre
Pero lo mejor estaba por llegar, pues a los 41 minutos Saavedra cobró un tiro libre desde el borde del área grande y con un toque sutil superó al guardameta Roberto Rivas.
Fue el momento que buscaba, el tanto se lo dedicó a su pequeño hijo André, quien nació hace unas semanas.
En la segunda mitad jugó 10 minutos más y fue sustituido por Cristhian Machado, Flores optó por cuidarlo y darle descanso por la seguidilla de partidos.
Su salida también significó que la Academia baje la producción en ataque.