El Gobierno del Estado de Querétaro ratificó este domingo que, a pesar de la gravedad de los incidentes registrados en un estadio de México el sábado, no se ha registrado por el momento el fallecimiento de personas, aunque admitió que tres están graves y permanecen con riesgo vital.
La entidad informó que, como consecuencia de los enfrentamientos y agresiones entre barras del Querétaro y del Atlas, que ocasionaron la suspensión del partido en el estadio El Corregidor, en total 26 personas requirieron atención médica hospitalaria, 24 varones y 2 mujeres.
“De esas 26, tres fueron dadas de alta. Tres están graves, 10 delicadas y las restantes, sin gravedad”, informó en conferencia de prensa el gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri.
Medios de comunicación mexicanos replicaron terribles imágenes que fueron apareciendo en las redes sociales, en las que se ve a personas tiradas en el piso e incluso inconscientes siendo golpeadas sin misericordia.
El sábado, algunas informaciones daban cuenta de unos 17 fallecidos, aunque éstas carecían de confirmación oficial.
Por la noche, Kuri aseguró que, según el primer reporte, habían “22 personas lesionadas, pero ninguna fallecida”, una información que, contrastada con los fuertes videos de lo ocurrido, generó incredulidad.
Víctimas identificadas
En el exterior, importantes medios de comunicación de diversos países se hicieron eco de informaciones no oficiales dando por hecho los fallecimientos.
El sábado por la noche, en el estadio de Jalisco fueron encendidas cientos de velas por aficionados del Atlas para rezar por las personas lesionadas.
Las autoridades anunciaron este domingo que sus expertos han logrado identificar a varias víctimas de las agresiones, que, según los videos, estaban aparentemente muertas, y efectivamente tres de ellas son las que más complicaciones de salud tienen; sin embargo, “están estables y en vigilancia estrecha”, una de ellas necesitó una intubación esperando su recuperación, declaró Guadalupe Murgía, secretaria de Gobernación del Estado.
Agregó que 16 de las personas atendidas son del Estado de Jalisco, de donde proviene el equipo visitante Atlas, y las otras 10 de Querétaro, entre ellas un uniformado que fue atacado al tratar de evitar más incidentes.
Kuri calificó los hechos como “un atentado” no solo al fútbol y al deporte, sino “al Estado de Querétaro” y aseguró que “todo el peso de la ley caerá sobre los responsables”.
“Me llena de mucho dolor, de vergüenza y de mucha rápida. La agresión que sufrimos en un estadio de fútbol no es un atentado contra un grupo de aficionados, de espectadores ni entre los barristas. Es un atentado a Querétaro, a nuestra forma de vida y a nuestros valores. Es un atentado a quienes creemos en la paz, en la convivencia y en el respeto”, enfatizó.
Condenó “la violencia, el abuso, la sinrazón” de lo que ocurrió el sábado y aseguró que las autoridades van a actuar contra los responsables.
En manos de la Fiscalía
Aún no hay una información que confirme la detención de personas implicadas en lo sucedido, Murgía sostuvo que “por lo delicado del asunto”, la entidad encargada de manejar esos detalles es la Fiscalía, que abrió una carpeta por tentativa de homicidio y está realizando las investigaciones.
Según versiones de la prensa mexicana, los hinchas del Atlas sufrieron una emboscada de sus pares del Querétaro y éstos habrían contado con la complicidad del servicio privado de seguridad para dejar pasar a los agresores de un sector al otro abriéndoles las puertas.
Testimonios de varios aficionados del club de Jalisco dijeron que “aparentemente, por como se dieron las cosas, todo estaba coordinado con la seguridad para que se diera la batalla campal, en la que los de Querétaro eran una gran mayoría contra unas pocas decenas de los del Atlas”.
Un alto
Por su parte, la Liga Mexicana de Fútbol comunicó de manera oficial la suspensión del torneo, al menos con respecto a los partidos que estaban programados para este domingo.
Aún se espera un pronunciamiento ampliatorio de esa entidad sobre el futuro del campeonato.
Versiones no oficiales, aunque amparadas en el reglamento del fútbol mexicano, especulan con la posibilidad de que el Querétaro, el club en cuyo estadio se registrados los graves incidentes, sea suspendido o incluso desafiliado.