Entrar a la oficina de Iván Aguilar Murguía era ingresar a un mundo de fútbol, sobre todo de su The Strongest querido. No había persona que conociera más la historia del Tigre.
Aguilar murió este martes en La Paz víctima de COVID-19 a los 74 años. Se infectó la enfermedad hace unos días y no pudo resistir sus consecuencias. El club ya comunicó la mala noticia.
The Strongest “lamenta el fallecimiento del Arq. Iván Aguilar Muguía (1947-2021), quien en los últimos 40 años fue miembro de diferentes directorios de la entidad Decana. Como historiador del fútbol realizó destacados aportes a la institución aurinegra y al balompié nacional”.
La herencia que ha dejado es una espectacular biblioteca repleta de libros de fútbol de todas partes del mundo y colecciones de diarios y revistas, de años inimaginables.
Sentarse a conversar con él era interiorizarse de todos los momentos que vivió el Tigre desde su creación en 1908 e incluso antes. Jamás se quedó solo con lo que decían los periódicos de la época, siempre investigó más hasta conocer detalles mayores. Era un apasionado historiador de fútbol y un stronguista sinigual.
A pesar de ser un eterno Tigre de corazón, Iván Aguilar conocía la historia de Bolívar, de Always Ready y de una innumerable cantidad de otros clubes del fútbol boliviano.
Ni qué decir de la selección nacional. Era capaz de guardar en su cabeza toda su biblioteca entera, que fue el gran tesoro de su vida, y mucho más.
Había escrito muchos libros, con historias del fútbol local y del fútbol fútbol sudamericano. Se quedaron en sus escritorios la mayoría por falta de apoyo para ser publicados.
Fueron muchas sus obras que la gente de fútbol, periodistas y amigos conocieron, porque era un hombre incansable, un portador de datos capaz de hablar de tú a tú con personalidades incluso en el exterior, por ejemplo, de Boca Junior o River Plate, y discutirles también detalles históricos de ellos.
Llegó a coleccionar El Gráfico, la más reconocida revista argentina de deportes. No le faltaba casi nada.
El fútbol de diversas partes del mundo también estaba en sus estantes. Las veces que iba al exterior, a cualquier parte, lo primero que hacía era visitar bibliotecas y librerías para hacerse de libros históricos de fútbol.
Conocía los pormenores y trayectorias de los más importantes futbolistas bolivianos y del mundo. Definitivamente la pasión por el fútbol estaba en su corazón y en su piel.
“Mire lo que me hicieron. Me cortaron la luz. Tuve que poner esta velita para seguir escribiendo. Mañana van a venir a arreglar”, me dijo alguna vez que lo visité en su oficina de la calle Indaburo, ahí cerca de la Plaza Murillo.
Iván Aguilar se fue. Las tardes y noches de fútbol en el estadio Hernando Siles ya no serán las mismas. Y tampoco habrá esas horas de conversación y de aprendizaje con él, porque si una cosa tenía, era la de saber transmitir la historia, de la que él también fue parte.
Fotos: Facebook de Iván Aguilar