El 30 de octubre de 1960 nacía Diego Armando Maradona. En un policlínico de Lanús, sus padres Dalma Franco (Doña Tota) y Don Diego Maradona recibían al quinto de sus ocho hijos.
Maradona cumple este viernes 60 años. Su vida hay que dividirla necesariamente en al menos dos partes: una es la deportiva, que lo llevó a ser un astro del fútbol mundial y a pelearle a Pelé el trono del mejor del mundo en la historia; la otra, llena de polémicas, un sinfín de éstas que han hecho tortuosa su carrera.
De chico ya destacaba en un barrio pobre de Buenos Aires. Como jugador profesional nació en Argentinos Juniors, pasó a su querido Boca, Barcelona, Nápoli donde también fue y aún es idolatrado, Sevilla y Newell’s Olds Boys. Jugó 692 partidos oficiales e hizo 352 goles, según los datos en los que coinciden varios medios de comunicación de su país.
Luego como director técnico, todavía activo, manejó a la selección argentina (2008-2010) como su punto más alto. Pero no le fue muy bien. Fue destrozado por el 6 a 1 que le propinó Bolivia en La Paz en un partido de eliminatorias mundialistas. Histórico momento.
En clubes estuvo al frente de Deportivo Mandiyú, Newell’s Old Boys, Al Wasl de los Emiratos Árabes Unidos, en 2018 fue DT de Dorados de Sinaloa, en el fútbol mexicano, y actualmente está al frente de Gimnasia y Esgrima de La Plata.
Tiene el récord de ser el jugador que cinco veces fue máximo goleador del campeonato de Argentina.
El ‘Gol del Siglo’ marcado contra Inglaterra en el Mundial de 1986 es señalado por una votación de la FIFA como el mejor en la historia de los mundiales del siglo XX. Se llevó por delante todas las marcas posibles de sus adversarios y celebró en grande. No hubo otro gol igual.
En esa Copa de la FIFA también convirtió, ante el mismo rival, el gol con “la mano de Dios”. Su picardía venció a los ojos de los árbitros que no debieron convalidar esa conquista.
Fue el Mejor jugador en 1986, también fue elegido por la FIFA como el Mejor futbolista popular del siglo XX.
A pesar de toda su magia con las piernas fue campeón del mundo solo en una ocasión, a diferencia de Pelé que obtuvo tres títulos. En 1990 se quedó en el camino al ser subcampeón, destronado por Alemania. También fue campeón mundial juvenil en 1979.
Los problemas de Maradona comenzaron desde su participación en el Calcio con el Nápoli. Las noches largas y la droga llegaron a su vida. Tuvo un hijo que desconoció durante años, hasta que finalmente lo admitió.
En el Mundial de Estados Unidos dio positivo por dopaje y fue suspendido.
Luego llegarían las detenciones con droga y el progresivo deterioro de su salud. “Estoy perdiendo por K.O. Estoy en una pocilga, pero tengo que agradecer, porque por esa pocilga estoy vivo”, fue una de sus frases en uno de esos duros momentos. Al menos dos veces estuvo al borde de la muerte debido a sus adicciones.
Su entorno dice que logró la curación definitiva durante su estadía en Cuba.
Luego se convirtió en entrenador, aunque jamás perdió su toque polémico para todo, sea fútbol o no. Incluso se metió en la política para apoyar a líderes de la región.
Su cumpleaños número 60 no lo podrá celebrar debido a que está aislado por sospecha de coronavirus. Su residencia está cerca del estadio de Gimnasia y Esgrima de La Plata, a cuyo plantel dirige y que debutará este viernes en la Liga argentina, sin él en el banco de suplentes.
“Fui y soy muy feliz”, le acaba de declarar al diario argentino Clarín en la única entrevista que ha dado a un medio de su país en las horas previas a su 60 aniversario de nacimiento.
“El fútbol me dio todo lo que tengo, más de lo que hubiese imaginado. Y si no hubiese tenido esa adicción habría podido jugar mucho más. Pero hoy eso es pasado, estoy bien y lo que más lamento es no tener a mis viejos. Siempre pido ese deseo, un día más con la Tota, pero sé que desde el cielo está orgullosa de mí y que fue muy feliz”.