Cuando el partido estaba 2-0 a favor de Argentina, la impotencia hizo que desde las tribunas bajen pedidos por el ingreso de Lionel Messi, el astro que quedó al margen del partido, pues no estuvo registrado ni en el banco de suplentes.
Messí, Messi, Messi se empezó a escuchar primero en la recta de general y luego en la curva sur.
Eran momentos en que la Verde intentaba sin éxito cambiar la historia del partido, las ideas estaban ausentes y no había forma de romper el dominio argentino.
Messi no jugó debido a que no completó la recuperación de una molestia que acusaba el técnico argentino Lionel Scaloni prefirió no arriesgar.
A los 85 minutos el entrenador ordenó el ingreso de Ángel Correa, quien utilizó la camiseta 10, que pertenece a Messi. Mucha gente lanzó la ovación pensando que se trataba del astro argentino.
Primero fue la gente de preferencia y luego los hinchas de las otras tribunas. Luego de un par de minutos volvió la calma, pues no era el astro que una multitud de aficionados quería ver en acción.