Una parte de los dirigentes de The Strongest está disconforme con la labor de Pablo Lavallén y propugna el cambio de entrenador, sin embargo, lo que le frena por ahora es el elevado costo que significaría la rescisión unilateral de contrato.
Lavallén ya sabe que ha perdido la confianza de ese sector de la dirigencia y repetidamente le ha mandado un mensaje al afirmar que no va a renunciar y que, lo que pueda ocurrir, será una decisión tomada exclusivamente por los dirigentes.
En resumidas cuentas, les ha dicho que se irá si le pagan lo que está establecido en el contrato.
El desgaste
Apenas son seis jornadas jugadas del torneo Apertura de la División Profesional, pero son suficientes para que se haya producido un desgaste.
Tomando en cuenta los resultados, aparte de la reacción en el primer clásico para un empate a cuatro (4-4) y la victoria sobre Bolívar por 2 a 1 en el segundo, el rendimiento del equipo no ha convencido y en gran parte se le achaca al entrenador por la manera de plantear los partidos.
El Tigre es segundo en el Grupo B y todavía no tiene asegurada su clasificación a los cuartos de final.
Ha habido dos derrotas dolorosas, la goleada en Entre Ríos que le propinó San Antonio (2-1) y la más reciente en Tarija, triunfo de Tomayapo (2-0), que nunca antes le había ganado.
Debido a ello el pase a la siguiente etapa tambalea, aparte que se ha dado una gran probabilidad de que, si lo hace, sea como segundo y no como primero, lo que supondría chocar de nuevo con Bolívar en el “mata mata”.
¿Acercamientos?
El primer plantel de The Strongest está en descanso aprovechando el paréntesis por la cesión de jugadores a la selección nacional.
A nivel de la dirigencia hay un absoluto hermetismo sobre los pasos a seguir, aunque ha trascendido que podría buscarse un acercamiento con Lavallén para proponer una rescisión acordada.
El Tigre no está en condiciones de pagar el monto de contrato y esa es la mayor dificultad. Mientras ese asunto no se resuelva, el técnico seguirá siendo el mismo.