César Farías tuvo, seguramente, sus razones para efectuar los cambios, pero no le resultaron: cuando Raúl Castro y Alejandro Chumacero dejaron la cancha sustituidos, Bolivia se vino abajo en el medio sector y las consecuencias fueron su derrota. Argentina terminó ganando el partido en Miraflores (1-2).
Ambos y Marcelo Martins fueron los mejores de la Verde en el primer tiempo; en el segundo, aunque no le iba muy bien a la Verde, cuando los dos dejaron el terreno a los 21 minutos fue peor.
La selección nacional perdió definitivamente la poca consistencia y experiencia que tenía en un sector clave del terreno a esas alturas. Todo se hizo más fácil para Argentina.
Encima, Lionel Messi y compañía comenzaron a aparecer porque tenían más espacios que explotar. Esa jerarquía, pero además con poca oposición, fue determinante.
Ni Boris Céspedes ni Boris Miranda, que fueron los reemplazantes, dieron talla. La Verde dejó definitivamente de crear juego ofensivo y el rival se le vino encima. En realidad, Farías cambió a todo el mediocampo. También sacó a Diego Wayar y a Rudy Cardozo, a ellos cuando el encuentro ya estaba perdido por el segundo tanto de Argentina.
Entre lo poco rescatable, el golero Carlos Lampe evitó que la derrota fuera mayor, sobre todo con una gran tapada ante Lautaro Martínez cuando el encuentro todavía estaba igualado.
Decepcionó Carlos Saucedo. El delantero casi no apareció en todo el primer tiempo. Ya no volvió al segundo.
Y a José María Carrasco no le ayudó tampoco la fortuna. En el gol del empate de Argentina, a los 45 minutos, aparte de no haber rechazado el balón al tiro de esquina, su fuerte disparo pegó en un rival y se metió en el arco nacional.