El presidente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), Fernando Costa, y el seleccionador nacional, el brasileño Antonio Carlos Zago, se sentaron lado a lado frente a los periodistas para anunciar la nómina de convocados a la Verde para los partidos amistosos contra Argelia y Andorra de la fecha FIFA de marzo.
La mayor novedad fue el llamado de dos “naturalizados”. Como reguero de pólvora salió la información con los nombres del arquero de origen ghanés David Akologo y del extremo brasileño Rafinha. El técnico, con la venia del dirigente, hasta explicó por qué se animó a llamar a ambos.
Horas después se conoció la noticia que golpea hasta el sentido común: de manera inaudita la FBF y Zago incluyeron en la nómina a un jugador extranjero quien aún no cuenta con los papeles de boliviano por naturalización, el aviso lo hizo Blooming, el club donde juega Rafinha desde 2019, probablemente con el propósito de salvar su responsabilidad o de aminorar lo grave del asunto con el argumento de que se están cumpliendo todos los procedimientos para completar el trámite a fin de que su futbolista sea boliviano.
No está en discusión nada que tenga que ver con los requisitos que exige la Constitución Política del Estado (CPE) para conceder la naturalización a un ciudadano extranjero, que es un tema absolutamente administrativo, ni tampoco el deseo expresado por el jugador de ser boliviano y representar a la bandera del país de su adopción a través del fútbol. Probablemente tampoco la FIFA vaya a realizar ninguna observación en su momento sobre la norma de elegibilidad que hay que cumplir en el ámbito deportivo. Todo es salvable.
El tema radica en la irresponsabilidad y el tremendo desacierto, desatino, torpeza, descuido o dislate en el que han incurrido quienes han decidido y avalado incluir bajo bandera de la selección a un futbolista a quien aún no le corresponde estar ahí, más allá de que tenga o no merecimientos para ser considerado.
El increíble caso, digno de un escándalo de proporciones internacionales en el fútbol, por supuesto que tiene responsables de punta, por más que a partir del conocimiento público del asunto éstos se resguarden en el silencio, que es cómplice de la mediocridad y la falta de transparencia.
Rafinha terminará recogiendo sus papeles de boliviano y jugando luciendo la Verde. No es su responsabilidad. Que sea en buena hora por el fútbol. Lo que está mal y es atribuible a la FBF, a Zago y compañía, es haberlo convocado sin que sus papeles estén en orden, de paso es una falta de respeto al país, a la bandera, al fútbol y a jugadores que, como bolivianos, tienen el sueño de estar alguna vez en ese lugar.