La final de la Copa Libertadores 2020, entre los brasileños Palmeiras y Santos, se jugó con unos 2.500 espectadores que fueron invitados por los clubes, con poco respeto a las medidas de bioseguridad para cuidarse de la pandemia del coronavirus.
Palmeiras se coronó campeón con un gol convertido en el minuto 99 del partido.
Simpatizantes de ambos finalistas de la Libertadores se dieron cita en el sector bajo oeste del estadio Maracaná de Rio de Janeiro para presenciar el encuentro. Los otros sectores del escenario estaban cerrados.
Todos los presentes, confirmó la Conmebol, fueron invitados por los clubes con el visto bueno de las autoridades de la Confederación Sudamericana de Fútbol.
Pero la aglomeración no respetó el protocolo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) contra la COVID-19. Hubo algunos aficionados sin máscara.
Desde el comienzo de la pandemia se han registrado más de 220.000 muertes en Brasil debido a la enfermedad, informó globoesporte.globo.com
Durante el juego, el sistema de sonido del estadio Maracaná advirtió a los invitados que “usaran una máscara” y “mantuvieran la distancia social”. Algunos guardias de seguridad alentaban a las personas a sentarse en sillas no contiguas. Después de eso, algunos fanáticos se cuidaron más.
Según la Conmebol, se colocaron pancartas en las sillas para separar a la afición, lo que no fue respetado. La organización también explicó que los invitados debían presentar un examen de PCR negativo realizado hasta 96 horas antes de la salida.
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