Bolívar arruinó la posibilidad de ser líder absoluto y, de paso, puso en serio riesgo su clasificación a octavos de final al solo empatar con Wilstermann (2-2), la segunda igualdad al hilo en casa, como contra el brasileño Ceará, este miércoles en el estadio Hernando Siles por la cuarta fecha del Grupo C de la Copa Sudamericana.
Incapaz de convertir las varias ocasiones de gol que logró generar, la Academia solo acertó a través de los penales, ambos mediante Erwin Saavedra, y al final recibió un castigo por haber errado cuando tenía a su alcance la posibilidad de liquidar a su adversario.
Bolívar y Ceará tienen a 6 puntos, Arsenal les sigue con 5 y Wilster revivió con 2. Pero el panorama se pone cuesta arriba para el celeste porque ya se le agotaron los encuentros en La Paz, por lo que deberá buscar la clasificación en Salvador y Buenos Aires, justo contra los rivales que también pelean por lo mismo.
Dos penales sí; el otro, no
El árbitro Kevin Ortega pasó a ser fundamental en el primer tiempo con sus decisiones al cobrar tres penales, dos lo hizo correctamente y uno fue inventado por él.
Abrió la cuenta Wilstermann, muy temprano; luego, Bolívar lo dio vuelta, en todos los casos por la misma vía: desde los 12 pasos.
Una mano de Alex Granell derivó en la pena máxima a favor del aviador, que la cambió por gol Humberto Osorio a los 4 minutos.
Fue un arranque inesperado para ambos. Pero era demasiado pronto y había tiempo como para cambiar la historia.
Pasó a dominar Bolívar y a acercarse con frecuencia al área y al arco de Wilster. Roberto Carlos Fernández, habilitado por Leonel Justiniano, tuvo una clara, que el arquero aviador se la sacó al córner.
Los remates de Erwin Saavedra fueron otro recurso de peligro que utilizó el equipo local.
A los 21 minutos, el referí cobró un penal por supuesto empujón de Alejandro Meleán sobre Armando Sadiku. No existió la falta. A los 22, el regalo lo cambió por gol Saavedra, con fuerte disparo.
La tercera pena máxima, en cambio, fue muy clara, una falta del golero Rodrigo Banegas sobre Álvaro Rey. Saavedra tiró igual que la primera vez y no se equivocó para el 2 a 1 a los 41.
El que no convierte, lo recibe
Sadiku, que no pudo ver gol, salvó de entrada su valla al poner el cuerpo casi en la línea de sentencia, evitando el empate de Wilstermann ni bien reanudadas las acciones luego del descanso.
Unos minutos después, Maxi Ortiz le cometió una falta más grande que el estadio a Fernández, un penal más claro que todos los anteriores, pero el árbitro lo dejó pasar.
A pesar de ello, la Academia siguió en su afán de asegurar la victoria al menos con un gol más y generó varias ocasiones. Fue determinante para ello el desequilibrio que generó Rey, a la larga la figura del encuentro.
Por ejemplo, una jugada suya por la derecha merecía terminar en gol, su centro hacia atrás le cayó a Sadiku, aunque el disparo de éste fue interceptado por el ex bolivarista Teodoro Paredes.
La Academia tuvo muchas situaciones como para poner a buen recaudo la victoria; sin embargo, su mal crónico, la falta de definición, volvió a emerger, como también la mala fortuna.
Y es que Sadiku disparó y el palo le negó el gol, luego Paredes sacó un disparo de la línea de sentencia, como también Jhon García no pudo meterla solo en el segundo palo.
Dicen que el que no los hace, los recibe, y ese castigo lo sufrió Bolívar cerca del final con el disparo de Paul Arano a los 85.
Bolívar presionó hasta el final por el gol del triunfo, en vano, poniéndose en difícil situación porque ahora deberá buscar la clasificación como visitante. No es algo imposible, pero sí bastante difícil.