La Federación Internacional de Futbolistas Profesionales (FIFPRO), que es el sindicado a nivel mundial de jugadores, publicó una extensa nota en su sitio web oficial sobre la situación en el fútbol boliviano. El título elegido es el siguiente: Futbolistas en Bolivia: “Ya no damos más, es insostenible la situación”.
Según FIFPRO, “trece de 16 equipos de primera división tienen deudas con sus jugadores de entre uno y 18 meses de sueldo”.
En medio de esa situación se refiere a la “seguidilla” de partidos programados a partir de la jornada 22 y hasta la 27, después de los juegos de Bolivia por las eliminatorias para el Mundial 2026.
“En ese contexto, la Federación Boliviana de Fútbol decidió que los clubes jueguen entre seis y siete partidos en apenas 22 días, sin alimentación adecuada y con viajes extenuantes entre sedes a nivel del mar y con altura”.
En su publicación, la entidad sindical a nivel mundial de futbolistas asegura haber hablado con dos jugadores del país, de quienes guarda su nombre en reserva, y un experto médico que “describen el estado de situación”.
La nota publicada por FIFPRO es la siguiente:
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La situación crítica que viven los futbolistas en Bolivia, que incluye abusos y salarios impagos por varios meses, sumó un nuevo capítulo en los últimos días al confirmar la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) que las siguientes seis fechas del campeonato nacional de primera división —más algunos encuentros reprogramados— van a disputarse en un lapso de apenas 22 días.
La decisión obliga a los futbolistas a jugar algunos partidos cada 48 horas —e incluso menos— con el riesgo añadido para su salud que implican las condiciones geográficas particulares que tiene el país, con algunos equipos que juegan a varios miles de metros sobre el nivel del mar y otros que lo hacen en el llano.
La problemática incluye también las condiciones precarias de alimentación y transporte para los jugadores, muchos de los cuales llegan a enfrentar este calendario impuesto por la FBF en estado de alarma y estrés extremo por la falta de pago de sus salarios y, en consecuencia, la depreciación de su calidad de vida como deportistas y la de sus familias.
“Los futbolistas somos los artífices del fútbol, pero acá en Bolivia estamos asfixiados”, le dice a FIFPRO.org un experimentado jugador de la primera división que pide dejar su testimonio en el anonimato por miedo a represalias. De aquí en adelante, el Futbolista A.
“Ya no damos más, es insostenible la situación. Los futbolistas estamos menospreciados, bien humillados. Los que hoy disfrutan del fútbol están de saco y corbata en las oficinas”.
Otro jugador de muchos años como profesional, el Futbolista B de aquí en más por haber pedido también estricto anonimato, describe así lo que están viviendo como colectivo: “Hoy sentimos que el futbolista es la peor basura en Bolivia. Son poquitos los que están bien. La mayoría de los 300 ó 400 futbolistas que somos la estamos pasando mal, vivimos del día a día. Estamos sufriendo mucho maltrato”.
FABOL, el sindicato de futbolistas local, y FIFPRO han denunciado en reiteradas ocasiones la situación reinante en Bolivia, por la que la FBF no ha dado ninguna respuesta satisfactoria.
A finales de septiembre, FIFPRO Sudamérica envió una carta firmada por alrededor de 250 jugadores a través de su presidente, Sergio Marchi, a la Organización Internacional del Trabajo detallando la situación y solicitando atención.
“Es inadmisible que hoy un equipo lleve siete u ocho meses de salarios impagos y que compita libremente las copas internacionales sin que nadie diga nada. Si no se paga hay que encontrar la forma de decir “esto tiene un límite”. Si no, el futbolista se transforma en una víctima. Es una forma de violencia económica hacia el futbolista y su familia que es irreversible”, señaló Marchi en una entrevista publicada en FIFPRO.org.
Sueldos impagos y miedo a sufrir represalias
La decisión de la FBF de exponer a los futbolistas a jugar entre 6 y 7 partidos en 22 días se da en un contexto salarial gravísimo. Según los últimos datos recabados por FABOL entre los planteles profesionales, sólo tres de 16 clubes están al día con los salarios. Otros dos mantienen una deuda de entre uno y dos meses de sueldos, mientras que los 11 restantes arrastran un impago de entre 3 y 18 meses. Además se adeudan premios acordados.
El Futbolista B detalla una situación que vive personalmente y se repite en otros equipos: “Tengo compañeros que me han pedido plata prestada para comer o pagar su alquiler. Vergüenza me da a mí que me pida 50 bolivianos [unos USD 7] para poder comer en el día. Son compañeros sobre todo jóvenes que me piden porque no les alcanza. Sé que en otros equipos con deudas de varios meses hay jugadores que han tenido que irse de su departamento por no poder pagarlo y se juntan entre dos o tres para vivir en uno. O tienen problemas para comer y tienen que pedirle prestado a sus padres”.
“Reclamamos lo más elemental que es cobrar el sueldo para poder mantener a nuestras familias. Ni siquiera estamos hablando de los premios”, agrega el Futbolista A.
“Hoy sentimos que el futbolista es la peor basura en Bolivia. La mayoría de los 300 ó 400 futbolistas que somos la estamos pasando mal, vivimos del día a día. Estamos sufriendo mucho maltrato.”
Tanto el Futbolista A como el Futbolista B coinciden en que, así como hace pocos años las acciones de fuerza fueron importantes para revertir injusticias en el fútbol boliviano, hoy es muy difícil que se coordine una para combatir los abusos por una razón en común: el miedo a las represalias.
“Hoy la generación de futbolistas que tienen 36, 38 años tienen el temor de alzar la voz y hacer respetar sus derechos por miedo a que no los vuelvan a contratar o que los obliguen a retirarse. Y a las nuevas generaciones les han sembrado el temor que al año siguiente no los vuelve a contratar nadie. O los que están en la selección, por ejemplo, saben que si apoyan el día de mañana no los vuelven a citar”, revela el Futbolista B.
El Futbolista A va más allá: “Pueden separarte del plantel, acusarte de amaño de partidos, iniciarte un proceso de doping, de que llegaste con los ojos rojos e incumpliste el contrato… Cualquier cosa te pueden inventar. El jugador está temeroso de todo eso”.
FABOL insiste en el estado de indefensión de los jugadores al no existir organismos que cumplan con los requisitos de FIFA para la resolución de disputas, por lo que estos abusos no son denunciados ante la falta de seguridad jurídica para hacerlos.
22 días de alto riesgo
En este contexto de alta vulnerabilidad y estrés emocional, los futbolistas deberán afrontar en 22 días 6 jornadas, más otros partidos reprogramados de fechas anteriores, por la decisión de la FBF de suspender el torneo para darle prioridad a la selección nacional en sus compromisos por las eliminatorias sudamericanas a la Copa Mundial de la FIFA 2026.
La acumulación de encuentros, debido a que el 15 de diciembre es la fecha límite para enviar la lista de clubes clasificados a los torneos internacionales de CONMEBOL, hará que varios clubes jueguen en ocasiones con solo 48 horas de descanso y sin las condiciones necesarias.
Por caso, San José de Oruro jugará en el llano la fecha 24, subirá a 3.700 metros para jugar de local 42 horas después y disputará un tercer encuentro, también en altura, a las 70 horas. En total jugará 7 partidos en 22 días.
Las características geográficas del país hacen que los clubes jueguen entre los 456 metros sobre el nivel del mar de Santa Cruz de la Sierra y los 4.150 metros de El Alto. Los traslados entre una y otra ciudad suelen ser en avión o mismo en autobús, con viajes que pueden alcanzar varias horas de duración.
Nacional de Potosí, ciudad donde el aeropuerto más cercano se encuentra a 3 horas de viaje en camionetas 4×4, jugará cuatro partidos en 10 días: dos como local a 4.090 metros de altura y dos como visitante, en el llano, en dos ciudades diferentes.
En 2020, a raíz de la pandemia, ya hubo una acumulación de partidos jugados en pocos días. El Futbolista A y el Futbolista B vivieron la situación y cuentan su experiencia.
“Al tercer partido me sentía muy exhausto”, recuerda el Futbolista A. “Apenas llegábamos al primer tiempo que pedíamos cambio o el técnico nos sacaba porque no había respuesta en la cancha. Estabas como un zombie. Muchos compañeros sufrieron contracturas musculares o desgarros”.
“Uno no puede ni conciliar el sueño cuando viaja a la altura”, agrega. “Juegas un partido de alta intensidad en el llano, con mucho calor y humedad, y luego viajas ese mismo día o al otro a la altura. Tienes las piernas cansadas, te explota la cabeza”.
El Futbolista B aporta sus sensaciones ante la seguidilla de partidos más el cambio repentino de altitud: “Los días posteriores estás con sueño, cansado, tu cuerpo está fatal. Inclusive tienes hinchazón en las piernas, las sientes pesadas. Hasta se siente incómodo ponerte los botines. Tu físico demora cinco días en estar bien después de jugar en la altura y lo mismo para los que juegan en el llano que están habituados a la altura”.
“Recuerdo que lo único que hacíamos para recuperar era meternos en hielo. No teníamos el descanso adecuado e íbamos a hoteles sin las condiciones mínimas. Fue algo inhumano. Ahora no tenemos idea cómo va a ser, no nos dijeron nada, pero a los dirigentes no les importa mandarte en bus, sólo que cumplas con jugar el partido. En un viaje que hicimos de unas seis horas un día de partido, nos dieron de almuerzo un pedazo de pollo con dos panes. Y una botella de jugo para todos”.
Hoy, con los sueldos atrasados, “la situación es peor”. “Hay futbolistas que están mal alimentados, que no duermen bien pensando en cómo alimentar a la familia o cómo van a hacer con el alquiler porque deben tres meses. Es un atentado contra el futbolista esta decisión”.
La opinión médica es categórica
El Dr. Jorge Flores Aguilera, ex presidente de la comisión médica de la FBF, miembro de la comisión de control del doping de la CONMEBOL y asesor del Blooming en temas de altura, mostró su preocupación en diálogo con FIFPRO.org.
“Bolivia es un caso único en el mundo y necesita un tratamiento especial en la salud del futbolista. Jugar cada 48 horas es muy preocupante. El periodo ideal para disputar un partido en el llano y el siguiente en la altura, o viceversa, es de una semana. Lo mínimo aceptable, cada 72 horas”.
“El estrés respiratorio, cardíaco, muscular y metabólico al que está expuesto un futbolista al jugar cada 48 horas en esas condiciones no es recomendable. Los riesgos para la salud del futbolista son mayores. El cúmulo de lactato en los músculos, que es de un 20% más al jugar en la altura, no se recupera dentro de las 48 horas. Tampoco los valores químicos del músculo por el estrés añadido de la diferencia de altitud”.
“El futbolista puede estar expuesto a lesiones o incluso apoptosis, que es la muerte de fibras musculares cuando no hay una buena recuperación. Pero el riesgo es en todos los aspectos. No todos nuestros futbolistas tienen hechos los controles cardiológicos necesarios para desenvolverse en estas condiciones de estrés fisiológico”.
“Si a todo esto le sumamos los factores psicológicos de la falta de pago de sus sueldos y que no tienen buenos recursos para nutrirse idealmente, todo nos dice que no se debe jugar cada 48 horas”.
A este fixture condensado en 22 días le falta agregar las últimas tres fechas del campeonato, más los partidos de las finales y del ascenso-descenso. El cronograma todavía no fue publicado, pero el calendario quedará todavía más apretado.