Cuando habla, Francisco da Costa no parece un ciudadano brasileño. En sus expresiones, el portugués —su lengua materna— casi no se nota. Es que el delantero de Bolívar es portador de un fluido español e, incluso, tiene un acento charrúa. ¿Por qué?
Proveniente del Sol de América de Paraguay —su anterior club—, desde que Da Costa llegó a la Academia uno de los primeros detalles que sorprendieron fue su castellano, contrariamente a lo que sucede con sus compatriotas César Martins y Bruno Savio, como también ocurre con el técnico Antonio Carlos Zago. A ellos sí se les nota el “portuñol”.
Su historia
“Lo que pasa es que estuve cuatro años y medio en México. Llegué ahí y no hablaba nada (de castellano), solo portugués y como (el idioma) es similar tenía la idea de que me iban a entender, pero no fue verdad (se ríe); al llegar ahí no entendía nada”, relata el atacante de Bolívar.
“Como estuve solo (sin su familia) empecé a hablar el idioma sí o sí. Con el tiempo hablé como mexicano, después llegaron muchos argentinos, pero no me agarró el acento ahí, sino cuando comencé a convivir con muchos uruguayos, en el Atlante, en Cancún”.
Sucedió en 2019. Asegura que en seis meses en ese club fue tiempo más que suficiente para no solo hablar bien un idioma que no era el suyo sino para apegarse al acento charrúa gracias a sus siete compañeros uruguayos: Sebastián Britos, Martín Rea, Santiago Martínez, Nicolás Albarracín, Kevin Ramírez, Santiago Silva y Sebastián Sosa.
Después pasó al Querétaro y al paraguayo Sol de América, de donde llegó a Bolívar.
“Al vivir solo allá no me quedó de otra que aprender”.
Su adaptación
Francisco da Costa afirma que todavía le falta adaptarse un poco más a Bolivia y al fútbol boliviano.
“Es muy individual lo que cada uno se adapta. Yo tuve un comienzo muy difícil, mejoré un poco la adaptación. Creo que hice buenos partidos acá, pero me quedé con la sensación de que podía dar más y no es por falta de interés, sino por adaptación al clima. Pero me siento mejor y hago todo para mejorar y ayudar”.