Chile 1 – Bolivia 1 en Santiago. La Verde obtuvo un magnífico punto fuera de casa, lo hizo en la de un adversario siempre especial dada la histórica rivalidad que no necesariamente es futbolística y, por tanto, lo que amerita en primer lugar es celebrar como si se tratase de una victoria nacional.
Sirve, además, para comprobar que hay una levantada en la selección de César Farías. Y es que las tres derrotas del comienzo de las eliminatorias rumbo al Mundial de Catar 2022 quedaron atrás, gracias a que los tres siguientes encuentros han dado resultados cuando menos esperanzadores: dos empates afuera (Paraguay y Chile) y una victoria en La Paz (Venezuela).
Y la tercera cosa es que invita a soñar con lo que viene, porque salvo Brasil (18 puntos) y Argentina (12), los demás que van por encima en la tabla no están tan lejos: Ecuador (9), Uruguay (8), Colombia (8), Paraguay (7) y Chile (6) son todos “alcanzables”. Bolivia tiene 5 y como la competición aún es larga, hay motivos para volver a creer que se puede.
Pudo ser goleada…
Poniendo los pies sobre la tierra, no cabe otra cosa que admitir que al cabo del primer tiempo en San Carlos de Apoquindo la Verde pudo irse al vestuario con la canasta llena. Dios, la fortuna y las providenciales salvadas propias estuvieron de su lado.
Fue un milagro o algo así terminar ese periodo cero a cero. Chile, abismalmente superior, tiró dos veces la pelota en los parantes, disparó las veces que quiso apenas desviado; Leonel Justiniano y José Sagredo, cada uno a una vez, sacaron la pelota de la línea de sentencia y por ahí también Carlos Lampe tapó una pelota envenenada. Bolivia se libró de una buena tunda.
Entonces, si hay que juzgar por todo ello, en el periodo inicial la selección chilena pasó por encima de la boliviana y lo único que le faltó fue embocar.
Martins, cuándo no
Bolivia sufrió menos en el segundo periodo. Quizás porque, a diferencia de antes, ya no se metió tan atrás, a la vez que no dejó de ser un equipo muy concentrado para defender e hizo que el dominio de Chile fuera cada vez más incómodo.
Igual se siguió salvando porque la pelota merodeaba una y otra vez cerca de su arco.
Así que no extrañó cuando Erick Pulgar apareció y cabeceó una pelota filtrada por el habilidoso Charles Aránguiz, dejando en el camino a Lampe y poniendo el 1 a 0 a los 69 minutos. Como atacaba Chile y como defendía Bolivia, tarde o temprano iba a llegar.
Sin bien corto, el resultado era indiscutiblemente merecido, sin embargo, no definitivo, sobre todo porque la Verde creyó en el empate y, aunque esporádicamente, lo fue a buscar.
En ese poco volumen en territorio contrario, Marcelo Martins consiguió un penal por mano de Guillermo Maripán. Y el goleador histórico no se equivocó, sino que ejecutó con jerarquía para, a los 81 minutos, establecer en la pizarra el 1 a 1.
Hubiera sido maravilloso si Erwin Junior Sánchez acertaba en su disparo a los 94, en un contragolpe nacional. Pero los milagros no se dan a cada rato.
Resumen final: Bolivia puso alma, vida y corazón y lo que más tuvo fue actitud, aunque si fuera por cómo se dio el partido, tal vez estaría lamentando una derrota y no por poco. Pero fue 1 a 1 y en el fútbol lo que se ve se anota.