En 21 temporadas en el fútbol, José Alfredo Castillo Parada sigue cumpliendo a cabalidad su función de goleador. Sea o no titular, siempre está dispuesto para ingresar a la cancha y hacer lo que más sabe: convertir.
Lo demostró la noche del martes en el empate de su equipo Oriente contra Royal Pari. En el primer balón que tocó convirtió el 2 a 2 con el que se cerró el partido.
El jueves también comenzó entre los suplentes frente a Real Potosí en el estadio Víctor Agustín Ugarte y en la adición anotó un golazo de tiro libre. Ese tanto sirvió para el descuento, pues Nacional se impuso 2-1.
Por si fuera poco, el domingo ingresó e hizo uno de los tantos ante Guabirá, aunque Oriente cayó por 3 a 2.
José Alfredo Castillo Parada nació en Santa Cruz, el 9 de febrero de 1983. Va rumbo a cumplir 38 años de edad. Él quiere jugar hasta los 40.
El tanto frente a Royal fue ni bien entró a la cancha. Era un tiro libre y el “Pícaro” recibió la autorización para ingresar, trotando se fue hasta el área y esperó el centro, buscó la pelota, le ganó la posición al arquero y metió la cabeza. No habían pasado ni 30 segundos y ya estaba festejando.
“Uno siempre se alegra cada vez que hace un gol, más en partidos como contra Royal Pari en el que ingresé a la cancha y de inmediato convertí. Lo festejé porque no merecíamos estar en desventaja. Faltaban pocos minutos para el final, el técnico me dio la oportunidad y pude convertir”, rememora Castillo.
En el podio histórico
Con 260 goles, incluidos los tres más recientes, aún ocupa la tercera posición en el podio de goleadores históricos del fútbol boliviano desde 1977, cuando fue creada la Liga del Fútbol Profesional Boliviano, pero a solo tres de dar alcance a Juan Carlos Sánchez (263), por lo que pronto será segundo; sin embargo, será imposible que alcance al primero, Víctor Hugo Tucho Antelo, que se retiró con 350.
“No sé cuántos goles hice, pero estoy cerca de alcanzar al segundo goleador histórico de la Liga, a eso estoy apuntando, a superar a un gran futbolista. Lo de “Tucho” Antelo está más difícil, mis tiempos en el fútbol son cada vez más cortos, estoy más cerca del retiro”, admite Castillo.
Su pensamiento no significa que está jugando su última temporada, pues asegura que tiene cuerda para rato y que su deseo es aportar hasta los 40 años.
«Uno siempre piensa en seguir jugando, pero hay que tomar en cuenta el estado anímico. Me gustaría jugar hasta los 40 años».
Pero hay que hacer evaluaciones antes de decidir, por ejemplo, estar bien anímicamente e ir palmo a palmo con el resto del plantel en el rubro físico.
Asegura que se siente bien en este momento, en el que un maratón de partidos definirá la suerte de 14 clubes en el torneo Apertura.
“Uno siempre piensa en seguir jugando, pero hay que tomar en cuenta el estado anímico. Son 20 años de carrera y llega el cansancio mental producido por viajes, concentraciones y partidos que gastan la mente. Me gustaría jugar hasta los 40 años, pero en estos meses veré cómo estoy para decidir qué sigue. Ahora me siento bien en el plano físico como para pensar en la próxima temporada”.
Su trayectoria
Debutó en el fútbol profesional en 2000, al año siguiente sorprendió al mundo al convertir 42 goles y ser premiado por la Federación Internacional de Historia y Estadística de la FIFA como Goleador Mundial de Primera División. Esa temporada fue campeón con Oriente Petrolero.
De su formación en la Academia Tahuichi Aguilera recuerda que siempre veía el accionar del brasileño Romario y soñaba con tener esa eficacia en el área; a la vez que en Bolivia su mayor referente fue el también brasileño Carlos Sebastián da Silva, una figura de Oriente.
Ha jugado varios ciclos en Oriente Petrolero, como el actual; dos en Guabirá, uno en Bolívar, Blooming y Sports Boys.
“A quienes están comenzando les aconsejo seguir siempre sus sueños, porque con trabajo y sacrificio todo se hace realidad. Lo mío tiene su mérito, estoy agradecido porque me va bien, por el apoyo de mis compañeros y los técnicos que me dieron la oportunidad de jugar”.
Con tantos goles en su haber no le resulta complicado elegir uno que signifique más y rápido se remonta a 2001, año en el que Oriente fue campeón, entonces en la final anual se impuso a Bolívar por 2 a 0, con la segunda conquista de su autoría.
“Fue en Cochabamba, se la pico por encima a Gustavo Geloz, es el gol que siempre recuerdo porque fue el del título para liquidar el partido y marcó mi carrera en Oriente Petrolero, del que soy hincha”, rememora.
Una vocación
Castillo asegura que dentro del fútbol lo mejor es hacer goles y agradece por tener esa vocación.
“Lo más lindo es tener esa posibilidad de dar alegrías a la gente. Agradezco el apoyo del hincha, de mi familia, de la barra que siempre quiere que uno gane y por eso le exige al jugador. Sé que hay buenas y malas, y hay que saber sobrellevar ambos momentos”.
José Alfredo Castillo es un veterano de mil batallas en el fútbol boliviano y tiene cuerda para rato. Su objetivo en Oriente es salir del mal momento que pasa en el torneo Apertura y a nivel personal desplazar a un histórico como Juan Carlos Sánchez.
“Espero para ser considerado cuando el técnico lo decida, hay partidos en los que me quitan la posibilidad de jugar y otros como el de Royal Pari y Nacional en los que me tocó ingresar en el segundo tiempo y cumplí con la misión del goleador, de ser efectivo en el tiempo que esté en la cancha. Me llegó la oportunidad y marqué”.
En el exterior, jugó en Tecos de México, Rosario Central (Argentina), O´Higgins (Chile), Atlético Mineiro (Brasil) y South China (Hong Kong).
El “Pícaro” Castillo no recuerda quién le puso ese seudónimo. Fue por la habilidad que no pierde para ganar en el área a sus rivales.
“En todos estos años he sumado tanta experiencia que me ayuda mucho en la ubicación en el área ante distintas situaciones de ataque. En los tiros libres, por ejemplo, los atacantes tenemos más visión y mayores posibilidades de ir con la pelota. El martes tuve la suerte de que la pelota me caiga y lo hice”.
Todo indica que tiene cuerda para rato. A sus 37 años sigue siendo inagotable goleador. Y, si es como él quiere, todavía hay Castillo para tres temporadas más.
Está casado con Alexandra Aponte y tienen cuatro hijos: José Andrés, José María, Dana y José Alfredo.