Bolivia ganó, gustó y goleó en su mejor partido en lo que va de las eliminatorias, y selló un claro 4 a 0 sobre Paraguay, importantísimo para no dejar de ilusionarse con la clasificación al Mundial de Catar 2022, este jueves en el Hernando Siles de La Paz por la décima segunda jornada.
Con los seis puntos obtenidos al hilo, primero superando a Perú (1-0) y ahora a Paraguay, la Verde ha doblado su puntaje anterior y con 12 mira la posibilidad de pelear siquiera por el quinto lugar del repechaje, ciertamente aún lejano, pero no imposible de alcanzar.
Era necesario el triunfo y lo consiguió. Jugó bien en largos pasajes y encandiló a la afición que le aplaudió y ovacionó, tanto por la actitud como por el juego desplegado. Y por si fuera poco se impuso de manera contundente, con cuatro que pudieron ser más.
El golazo inicial
Bolivia sabía desde un comienzo sus prioridades y salió a buscar el partido. No tuvo muchas opciones claras debido a la marca paraguaya, pero sí fue rayando de a poco la cancha. Dominando, tocó buscando espacios, abrió el juego, tiró centros y también remató desde afuera. Se daba modos y había que esperar.
El 1 a 0 fue un golazo. Rodrigo Ramallo, que iba siempre por la banda derecha, se apareció por el centro como un fantasma, recibió la pelota de Marcelo Martins, la picó para sacarse de encima a un rival y, a pesar de ser jalado de la camiseta, le pegó de zurda alojándola en el ángulo izquierdo, lejos del alcance del golero Antony Silva. Fue a los 21 minutos.
Poco después el árbitro Andrés Matonte cobró un penal por una mano sin intención de José Sagredo. Se hizo cargo del tiro Antonio Sanabria, pero disparó tan mal que mandó el balón muy por encima del travesaño.
El alma le volvió al cuerpo a la Verde, aunque hasta el final del primer tiempo se tuvo que resguardar bien atrás —con una buena tarea liderada por Marc Enoumba y Jairo Quinteros— ante la decisión guaraní de ir, de todas formas, por la igualdad.
Lo mejor
Bolivia dejó en el olvido su habitual lentitud y apeló a la rapidez, sobre todo para salir de contragolpe. Así llegó el segundo a los 53: inició la jugada Juan Carlos Arce, se la tocó a Carmelo Algarañaz y éste —luego de una gran corrida— a Martins, cuyo disparo lo desvió Silva, pero en el segundo palo estaba atento Moisés Villarroel para meterla.
El público gritaba “ole, ole” cada vez que la selección tocaba la pelota. Disfrutaba con el triunfo y la forma de jugar. Los paraguayos sentían el peso de ser superados. Martins estuvo a punto de hacer el tercero, pero Silva le atajó espectacularmente.
El 3-0 lo hizo Víctor Ábrego tras recibir un pase cortito de Franz González, el delantero de Bolívar entró decidido, eludió a su marcador y, rebote mediante, también dejó fuera de acción a Silva para convertir.
Faltaba uno más, corría el cuarto minuto de adición y lo hizo Roberto Carlos Fernández, al quedar en gran posición luego de un buen pase de Diego Bejarano.
El 4-0 no tiene nada de exagerado, hasta hubo opción para alguno más. Es justo a favor de una selección que hizo todo para merecerlo. En buena hora, porque hace rato que no le salía todo bien a la Verde.