Bolívar hizo el gasto, pero Arsenal convirtió los goles (3-1) y, de esa forma, quedó rubricada la eliminación de la Academia, mientras que con su victoria —y la derrota del brasileño Ceará a manos de Wilstermann (1-0)— el equipo argentino celebró su clasificación a los octavos de final, este jueves al terminar el Grupo C de la Copa Sudamericana.
Con el triunfo aviador, la historia al menos hubiera quedado maquillada si en Buenos Aires, en un partido muy a su favor —excepto por el resultado—, Bolívar transformaba su amplio dominio y sus abundantes llegadas peligrosas en goles; sin embargo, una vez más le faltó la puntada final.
Arsenal ganó la llave con 11 puntos, superando al Ceará que se quedó con 9; mientras que los dos bolivianos ocuparon las posiciones bajas de la tabla: Bolívar con 6 y Wilster con 5.
Arsenal, efectivo
Con poco, Arsenal le hizo dos a Bolívar en el primer tiempo. El argentino fue muy efectivo siendo que no atacó tanto. Fue un premio a lo bien que aprovechó las escasas opciones de las que dispuso.
Lucas Albertengo abrió la cuenta a los 14 minutos ante una defensa algo complaciente en la marca. Poco después, a los 26, Rubén Cordano voló y rozó con sus dedos el balón, que dio en el travesaño.
La Academia, en cambio, tuvo mucho la pelota. Además, dominar territorialmente ya era otro buen paso; sin embargo, la cosa era ser más frontal y no pudo.
Como estaban las cosas se creía que la primera parte terminaría con solo un gol de diferencia, pero en el tercer minuto de adición, otra vez Arsenal le sacó tajada a un esporádico ataque: lanzó Emiliano Papa y cabeceó Bruno Sepúlveda para el 2 a 0.
El tercero, de camarín
Dos minutos después de reanudadas las acciones, Albertengo hizo el tercero, otra vez sorprendiendo a la defensa académica.
El 3 a 0 no hubiera sido tan difícil de remontar teniendo en cuenta que Bolívar virtualmente tuvo arrinconado al Arsenal en su cancha y lo atacó bastante. Todo estaba bien, menos la última jugada.
El descuento de Bolívar, a los 64 minutos, fue de Jairo Quinteros, tras su aparición fantasmal para cabecear un centro de Alex Granell.
Desde entonces fue mucho más intensa la presión ofensiva que ejerció el equipo boliviano. Pero nada. A los 75 minutos, los celestes perdieron el gol en dos jugadas seguidas.
Hubo otra y alguna más, y el resultado fue el mismo: la falta de gol.
Bolívar se despidió de otra Copa, primero fue la Libertadores y ahora la Sudamericana. Jugó bien su partido final, mostró una interesante imagen futbolística, le sobró actitud. Pero le faltó concretar y eso, en el fútbol, es un “pecado capital”.