Bolívar no pudo ni ganar, solo empató en La Paz ante el ecuatoriano Universidad Católica (1-1), y no haber sacado algo de diferencia a su favor, habiendo tenido chances que las fue desperdiciando, le pone en serio riesgo de quedar fuera de la Copa Libertadores, tras el partido de ida de la segunda fase jugado este miércoles en el estadio Hernando Siles.
El objetivo primordial celeste era vencer y en sus planes estaba, además, hacerlo por una buena diferencia de goles para ir más tranquilo a la revancha, la próxima semana en Quito, pero no pudo conseguir ni uno ni otro, y ahora tendrá que apostar todas sus fichas a cuando le toque ser visitante.
La Academia dejó escapar la victoria en especial en el primer tiempo, cuando tuvo varias ocasiones claras. En el segundo se hizo más cuesta arriba y, aunque también generó opciones, casi siempre las definió mal y ese fue su mayor defecto.
Lo mejor fue celeste
Bolívar jugó bien el primer tiempo. Tuvo mucho volumen ofensivo. Y también claridad para atacar. Hizo un gol y tuvo opciones para otros más. Definitivamente su talón de Aquiles estuvo en la definición.
Católica, un rival físicamente muy fuerte, tuvo la virtud de igualar rápido. Luego esperó a la Academia y contragolpeó peligrosamente. No llegó mucho hasta el área celeste, pero con pocas incursiones igual fue peligroso.
El cuadro de Zago comenzó ganando temprano con un gol que tuvo su buena construcción y también una cuota de suerte. La jugada, a los 7 minutos, la inició Francisco da Costa apoyándose en Bruno Savio, la devolución de éste ya dentro del área fue con un taco. Lo demás fue fortuna misma porque el rechazo de Rockson Rentería que fue al cruce pegó en Da Costa y la pelota se fue adentro.
Lo malo fue que Bolívar se descuidó casi de inmediato, y a los 10 minutos U Católica consiguió el empate. La pelota fue de izquierda a derecha, desde donde un centro al segundo palo lo cabeceó Ismael Díaz cambiándole el palo al golero Rubén Cordano.
La falta de puntería
Salvo algún intento más de Católica mediante el contragolpe, en el resto de la etapa fue Bolívar el que, elaborando jugadas diversas, estuvo cerca del segundo.
Los jugadores desequilibrantes fueron casi siempre los mismos: Patricio Rodríguez uno de ellos, Savio, a ratos también Alex Granell y en el algún caso Diego Bejarano, quien subió mucho por la derecha.
Bejarano tuvo un tiro que se fue un poco ancho. Da Costa se la perdió en el segundo palo luego de un centro de Granell, en un tiro libre. El español tuvo otra, un mano a mano repentino, pero se la sacó el golero Darwin Cuero. Y cerca del final, tanto Roberto Carlos como Savio, no tuvieron fortuna en la puntada final.
Es decir, Bolívar coleccionó ocasiones de gol y por lo general las desperdició.
Más complicado
En dominio celeste en la segunda parte ya no fue tan claro. El rival ecuatoriano tuvo mucho más tiempo el balón que antes. Se lo quitó a la Academia y eso hizo que bajara la cantidad de chances del equipo nacional.
Hubo tramos de un ida y vuelta. De ataques de Bolívar, pero de respuestas de Católica. O sea, el juego se había equilibrado.
Aunque la sensación fue siempre la misma: las más claras llegadas eran del conjunto boliviano. Una, un viaje de José Sagredo por la izquierda hasta el fondo, cuyo centro hacia atrás fue rematado muy alto por Bruno Savio, a quien poco después le anularon un gol por evidente posición adelantada.
En las siguientes, un lanzamiento de Fernández fue rechazado por un zaguero, un tiro de Rodríguez desde afuera lo atrapó seguro el golero y, la más clara, la pelota al medio del área puesta por Bruno Savio no la pudo empalmar bien Bejarano, cuyo cabezazo se fue afuera.
Bolívar también lo pudo perder: Cordano salvó ante dos cabezazos seguidos en el área, mientras que César Martins casi bate su propia portería cerca del final al rechazar de cabeza; además, el mismo brasileño estuvo firme atrás en una peligrosa incursión ecuatoriana.
La llave quedó abierta. Demasiado riesgo para Bolívar que tendrá que ir a jugársela a Quito. Católica, en cambio, se fue de Miraflores frotándose las manos porque se llevó el punto que vino a buscar.