Bolívar ganó a duras penas (1-0), sufriendo al extremo, un clásico que, si aprovechaba sus opciones a tiempo, pudo hasta golear, pero como no liquidó y dejó vivo a The Strongest, el Tigre casi le empata y le arruina la fiesta, este lunes en el Hernando Siles de La Paz por la sexta jornada del torneo Apertura de la División Profesional.
La Academia fue mucho más en la primera parte. De lejos fue superior. Pero tal cosa no la supo traducir en el resultado. Lo tenía a su merced a The Strongest, le hizo un gol, tiró dos pelotas a los palos y generó otras ocasiones más, aunque no terminó de tumbarlo. Incluso en el arranque de la segunda mitad tampoco consiguió otro gol que le diera la tranquilidad. Hubo un palo más.
Entonces el Tigre, que había entrado a la cancha intentando no desgastarse mucho para el jueves estar íntegro ante Universidad Católica de Ecuador por la Copa Libertadores, en el complemento fue otro, ya casi con todos sus titulares en el terreno, y con mucha fuerza, no solo equilibró el juego sino que puso en serios aprietos a Bolívar, estuvo cerca de empatarle y, por lo que hizo, probablemente lo merecía.
La goleada que no fue
Bolívar hizo un gol en el primer tiempo —de jugada bien preparada—, aunque por como jugó y atacó, con tanta claridad, pudo hacer dos o tres más. Estaba para un amplio score.
La Academia no solo dominó al Tigre, sino que lo bailó. El accionar colectivo más la habilitad de los jugadores celestes, desequilibró una y otra vez a los atigrados, que parecían estar adormecidos.
Con los espacios hechos, Bolívar empezó a bombardear a Jhohan Gutiérrez y compañía. A los 6 minutos, un zurdazo de Francisco da Costa provocó el primer palo de la noche.
El mismo brasileño, rato después, exigió al guardameta stronguista, de buena respuesta para bloquear y despejar el peligro.
Inspirado, Patricio Rodríguez probó por primera vez, y su derechazo se fue cerca de un palo antes de que Roberto Carlos Fernández, luego de amagar, se encontró otra vez con el cuidapalos.
La primera de un The Strongest aturdido fue de tiro libre, lanzado por Henry Vaca, cabeceado mal por Martín Prost luego de una mala salida de Rubén Cordano.
Antes de que llegara el gol todavía hubo un par más a favor de la Academia, Rodríguez se la perdió y luego José Sagredo tiró apenas desviado.
El 1 a 0 fue una jugada preparada, bien hecha. Todo el mundo estaba esperando un centro, pero Rodríguez jugó hacia atrás, habilitando a Fernández, quien le pegó un zurdazo inatajable a los 37 minutos.
Todavía hubo otra jugada de gol, de Rodríguez, cuyo tiro, tras una nueva acción de “laboratorio”, hizo pegar en el palo izquierdo.
Gracias a Cordano
Con los cambios que ordenó Díaz para el segundo tiempo, en especial el ingreso del habilidoso Rodrigo Amaral, The Strongest reaccionó y mejoró su juego de mitad de cancha hacia adelante.
La diferencia futbolística comenzó a acortarse y la fisonomía del partido empezó a cambiar. Bolívar ya tenía más problemas y no tantas oportunidades como antes.
Leonel Justiniano estuvo cerca de liquidar, pero su derechazo fue al palo. Ocurrió a los 57 minutos.
Luego Bruno Savio, quitándose rivales de encima, tuvo una más, y a cargo de Fernández estuvo probablemente la última ocasión de la Academia para hacer el segundo, que no entró.
Todo el resto fue de The Strongest. A sus jugadores les sobró fortaleza para intentar al menos la igualdad. A los de Bolívar les empezaron a flaquear las piernas y tuvieron que retroceder.
Entonces, los últimos 20 minutos y algo más fueron del Tigre: de Saucedo que encontró a un seguro Cordano, quien también le tapó un mano a mano a Triverio. De Vaca, yendo para adentro y sacando un zurdazo apenas ancho. Es decir, The Strongest ya hacía méritos para hacer el 1 a 1.
A los 84 hubo una jugada polémica. Un penal que no cobró el árbitro Juan Nelio García. Triverio aguantó y César Martins se le vino encima y se subió sobre él. Tan claro como eso.
El golero celeste terminó siendo el héroe por su siguiente tapada. Le puso el pecho a un balazo corto de Jair Reinoso luego de una gran acción de Amaral. Fue como un milagro.
Amaral hizo una jugada más y a Sagredo no le quedó otra que bajarlo. El de Bolívar, exatigrado, se fue expulsado a los 91.
Bolívar celebró el triunfo con su hinchada. Cuando el árbitro pitó el final, le volvió el alma al cuerpo a toda la gente celeste. Podía haber tenido una noche tranquila, sin embargo, acabó pidiendo la hora.