A Bolívar le sentó bien la vuelta de Ronnie Fernández. El “enmascarado” fue pieza clave siempre que entró a la cancha en lo que va de la Copa Libertadores y, en particular, en las dos victorias seguidas ante el ecuatoriano Barcelona (1-0) y el paraguayo Cerro Porteño (2-0), que posibilitaron la clasificación celeste a los octavos de final.
Lesionado e intervenido quirúrgicamente por una fractura en la cara, el delantero chileno volvió antes de lo previsto, no tardó ni un mes y contra Barcelona, en La Paz, hizo el gol del agónico triunfo. Fue el héroe celeste esa noche en Miraflores.
Volvió a ser la figura contra Cerro. El ritmo ofensivo de la Academia lo puso él. Fue el más peligroso en ataque e incluso participó en las dos jugadas que terminaron en los goles de Gabriel Villamil y Lucas Chávez.
En el primero cabeceó un centro de Roberto Carlos Fernández, la pelota iba camino al fondo del arco, pero la sacó el arquero del equipo paraguayo, entonces Villamil la mandó adentro a los 5 minutos.
En el 2 a 0, Ronnie tuvo la visión de hacer un cambio de frente para Diego Bejarano y el centro de éste lo conectó de cabeza Chávez. Ocurrió a los 48’, en el tercer minuto del segundo tiempo.
El chileno estuvo buscando su gol y lo mereció todo el tiempo. Pero no pudo conseguirlo. Parecía que iba a hacer el tercero, sin embargo, un penal cobrado, cuando él ya se disponía a patear, fue revertido luego de que el árbitro hizo una revisión en el VAR.
“Chileno, chileno, chileno”, lo ovacionó la afición al final del encuentro.