Fue el reencuentro de dos amigos después de muchos años. Ocurrió esta semana en Lima, Perú, entre el técnico Moisés Barack y su exjugador Gustavo Quinteros. Los dos fueron parte de la historia del fútbol boliviano.
Fue un momento emotivo. A pesar de que el contacto es frecuente por teléfono, una reunión presencial les hacía falta para darse un abrazo y recordar juntos historias vividas en Bolivia.
Corría 1989. Ambos coincidieron en filas de The Strongest: Barack como DT y Quinteros como futbolista. El Tigre tenía que visitar a Ciclón de Tarija. En ese partido, cambió para siempre la posición del jugador en la cancha.
Quinteros había llegado a Universitario de Sucre como delantero. También lo era cuando fue contratado por el club atigrado. Sin embargo, en ese encuentro, Barack lo hizo jugar como zaguero central y de ahí, el argentino naturalizado boliviano, no se movió nunca más. Tanto así que llegó a la selección boliviana y, tras unas magníficas eliminatorias de 1993, jugó el Mundial de Estados Unidos 94 en esa posición.
Barack recuerda ese episodio como si fuera ayer. Y cuenta otras historias de su paso por el fútbol boliviano.
– ¿Luego de cuánto tiempo se reencontró con Gustavo?
– Después de un montón de tiempo, por lo menos 15 años o tal vez más. Teníamos contacto solo por teléfono. El llegó a Lima para el partido de Colo Colo con Alianza Lima y me trajo varios regalos (Quinteros es DT del equipo chileno).
Fue jugador mío en The Strongest. Tuve la suerte de conocer a una persona con gran calidad, es un tipo honesto y correcto.
– ¿Se acuerda de Quinteros jugador?
– Era centrodelantero; cuando entrenábamos en The Strongest veía que tenía condiciones para jugar por arriba, era buen cabeceador, entonces comencé a ponerlo de central en las sesiones de fútbol y lo trabajé en esa posición.
– ¿Cómo le dijo que sería mejor un zaguero central que un delantero?
– Hablamos del tema en los entrenamientos, pero nada más. Tenía a mi favor que él no estaba jugando en The Strongest, la dirigencia empezó a observar que no rendía y pensaba en no renovarle el contrato. Cuando me enteré de eso les dije a los dirigentes: ‘no se va, lo necesito en mi equipo’. Valió mi criterio.
– ¿Y la charla definitiva?
– Teníamos un partido contra Ciclón en Tarija. Lo incluí en la nómina, en el avión le pedí que se sentara a mi lado y le dije: ‘Fíjese, Gustavo, que no lo quieren porque no rinde como el club estaba esperando. Pero yo creo que es un elemento con futuro, no de delantero sino de central. Mañana usted va a jugar en esa posición’. Y me respondió que no, pero lo convencí.
– ¿Cómo le fue?
– Debutó frente a Ciclón en Tarija y le encargué marcar a un delantero fuerte del rival. Solo le pedí ganar en el salto de cabeza y habilitar los pases a los compañeros.
Se puso pálido y le dije: ‘no se preocupe, si juega mal será mi culpa’. Al día siguiente borró a los rivales y lo mejor, fue que tenía condiciones para salir jugando desde atrás. Fue la figura del partido.
– ¿Qué le dijo él después?
– Cuando regresó al vestuario, me abrazó y me dijo: ‘profe, no me cambie, ya encontré mi sitio’
– Entonces fue una buena decisión…
– Por supuesto, ese año salimos campeones, él fue una de las figuras del equipo, se naturalizó boliviano, llegó a la selección y fue al Mundial. Todo eso se acuerda y me dice que su vida en el fútbol hubiera sido otra si yo no lo volvía central.
‘Soy hincha del fútbol boliviano’
– ¿Hoy en día, sigue al fútbol boliviano?
– Un muy buen profesional como el preparador físico Teodoro Cárdenas, con quien trabajé por muchos años en Bolivia y también en Perú, me comenta de lo que sucede allí con los equipos. Estamos en contacto frecuente con él. Tengo grandes amigos en Bolivia, cualquier momento iré a visitarlos.
– ¿De qué equipo es usted en Bolivia?
– Dirigí a Bolívar, The Strongest, Destroyers, Oriente y Wilstermann. Tres veces salí campeón, dos con Bolívar y una con el Tigre. Creo que soy hincha del fútbol boliviano.
– En Destroyers usted hizo jugar juntos a tres talentosos como Marco Etcheverry, Erwin Sánchez y Mauricio Ramos…
– Para mí es el The Strongest de Santa Cruz. Llegué allí convencido por Roly Aguilera (+), me decía ‘¿qué hace metido en La Paz, véngase a Santa Cruz, el paraíso de Bolivia’ y fui a trabajar en Destroyers, hicimos una buena campaña, quedamos en tercer lugar.
Le hablé y le dije que en la Academia Tahuichi tenía a esas tres figuras y que los quería, entonces los cedió de inmediato. Al día siguiente de esa charla fui a verlos, ¡qué jugadores! y les dije que iban a Destroyers. Ellos también son muy buenas personas, de tanto cariño que me dan a veces me tengo que esconder.
– ¿Cómo los hacía jugar?
– El problema era que los tres eran encaradores, tenían una habilidad indiscutible, ninguno quería soltar la pelota y tuve que ponerles un freno. Les decía que había que divertirse, pero pensando en el equipo.
Los tres triunfaron donde jugaron, fueron figuras. Ramos era un poquito más callado, pero estaba al mismo nivel del “Diablo” y de Sánchez.
«Dirigí a Bolívar, The Strongest, Destroyers, Oriente y Wilstermann. Tres veces salí campeón, dos con Bolívar y una con el Tigre. Creo que soy hincha del fútbol boliviano».
Bolivia, Mercado y el Mundial de México…
– Mucha gente en Bolivia lo recuerda como un DT con suerte…
– No. Es trabajo con amor y dedicación, nada más.
– Pero se dice que en el fútbol la suerte también juega…
– Cierto. Recuerdo una charla con Mario Mercado (+), presidente de Bolívar, que me dijo una vez, cuando yo era el técnico de su equipo, que uno de sus sueños era avanzar en la Copa Libertadores de América. Me dijo ‘si usted supera la fase de grupos, le mando al Mundial de México’.
Ese año nos tocaba con Wilstermann, Universitario y Universidad de Cajamarca de Perú. Solo se clasificaba uno y ganamos el grupo.
– Y don Mario cumplió…
– Por supuesto. Eso es inolvidable, fui al Mundial y estuve 40 días en México. Al día siguiente que clasificamos me citó a su oficina, me entregó los pasajes, entradas para partidos y dinero para mis gastos. Tener un Mundial con los gastos pagados en esta época era algo imposible y a mí me regalaron.
Mercado era un tipo muy entusiasmado con el fútbol, muy bueno. Cuando trabajamos juntos yo vivía en un departamento en el edificio (EMUSA), donde Mercado tenía su oficina, y había mañanas en las que él llegaba a las 06.30 y me llamaba para hablar de fútbol hasta que sea la hora de comenzar a trabajar.
Sonaba el teléfono y era para tener reuniones antes de los entrenamientos. El señor tenía muchos sueños, proyectos, quería hacer de Bolívar el más grande. Sinceramente en el tiempo en que trabajamos juntos hicimos muchas cosas por el club.
Barack, a sus 78 años…
– ¿Sigue ligado al fútbol?
– Sí, estaba trabajando en una Academia grande de Perú, pero por esta situación de la pandemia las cosas cambiaron. Me iba bien. Gracias a Dios y al trabajo realizado conseguimos siete finales, cinco títulos y dos subcampeonatos.
– ¿Tiene ganas de continuar?
– Tengo 78 años y gozo de buena salud, sigo haciendo deporte, con frecuencia juego tenis.
– Aparte de recordar esos momentos tan especiales que pasó con Gustavo Quinteros, ¿de qué más hablaron con él?
– Me habló de la posibilidad de colaborarlo con una asesoría técnica, sería interesante para mí estar al lado de una persona que fue mi jugador.
Me dijo que afortunadamente tiene ofertas de clubes de Chile, Perú y Uruguay, pero también hay selecciones que lo contactaron.
Quinteros respeta sus contratos, me contó que con Colo Colo tiene hasta fin de año y que no se marchará antes.
Después ya veremos si podemos trabajar juntos, para mí sería un honor.