El 15 de junio de 1994, a solo dos días del partido inaugural entre Alemania y Bolivia, los diarios bolivianos se ocupaban de informar sobre la designación del mexicano Arturo Brizio como árbitro central del juego que iba a dar inicio a la Copa del Mundo de Estados Unidos.
Presencia Deportiva remarcaba una coincidencia: en 1930, cuando Bolivia jugó su primer partido mundialista, el árbitro también fue mexicano.
Brizio había dirigido cuatro encuentros en los Juegos Olímpicos de 1992, tenía buenos antecedentes y por ello fue elegido para el partido número uno de USA 94.
“Bolivia buscará su primer gol en un Mundial”, era uno de los titulares de la prensa. La Verde había estado, como invitada, en los mundiales de 1930 y 1950, pero sin convertir.
Aparte, el técnico Xabier Azkargorta recibía un telegrama del Tenerife, su club en España. “Te deseamos suerte y que sean subcampeones”, rezaba el texto. Bolivia y España iban a jugar en la fase de grupos de la Copa.
Los medios también hacían notar el trabajo de la selección bajo la lluvia y que un brujo africano había vaticinado sorpresa para el 17 de junio.
“Solo faltan dos días”, apuntaba Deportes de La Razón, que, asimismo, daba buenas noticias: “Pasó la luz roja: Cristaldo jugará”.