El 6 de junio de 1994 era lunes. La selección nacional se aprestaba a jugar dos días después su último partido de preparación en Bolivia antes de emprender viaje rumbo a Estados Unidos. El Mundial y el debut ante la campeona vigente Alemania, estaban a la vuelta de la esquina.
El grupo comandado por Xabier Azkagorta ya estaba completo con los 22 jugadores concentrados y entrenando en Santa Cruz de la Sierra.
Presencia Deportiva publicaba una lámina con todos los integrantes del cuerpo técnico y jugadores de la Verde: “Bolivia, una esperanza en marcha”, era el titular.
Reflejaba lo que había pasado el día anterior en el entrenamiento y el apoyo que le daba el público a Marco Antonio Etcheverry, mostrándole su esperanza para que se recupere a tiempo y pueda jugar la Copa del Mundo.
“Dale Diablo, dale”, gritaba la gente. “Pase lo que pase Bolivia se sentirá orgullosa”. Y “Perú dispuesto a ser buen examinador eran los titulares de su portada”.
Deportes de La Razón ponía: “El Diablo bailó con el balón”, en alusión a que Etcheverry ya se entrenaba con la pelota en los pies. También reflejaba una jornada completa de trabajo: “La selección no guarda ni domingos ni feriados”.
Eran los últimos días de la Verde en Santa Cruz. El viaje hacia la gloria mundialista estaba por llegar.