El discurso de los 16 clubes de la División Profesional es el mismo: todos quieren que el torneo Clausura se juegue hasta la fecha 30, la última de la temporada. Sin embargo, a algunos no les desagradaría la cancelación definitiva antes, que es una posibilidad si el paro cívico indefinido en Santa Cruz continúa.
El lunes 31 de octubre, el Consejo Superior, convocado por la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), tomará la decisión final. Si hasta entonces no hay una solución al conflicto por el Censo, lo más probable es que eche mano del reglamento y aplique la letra muerta. De ser así, los premios de clasificación a torneo internacional serían repartidos según la tabla total del año hasta donde se haya jugado.
Los favorecidos
The Strongest lidera el torneo Clausura y aspira a ser campeón, pero la suspensión del le impediría proclamarse. El Tigre persigue la corona desde que en diciembre de 2016 la ganó por última vez.
Sin embargo, le caería de perilla que las cosas queden tal cual están, ya que por ser segundo en la tabla anual (80 puntos), detrás de Bolívar (87), ganador del Apertura, el premio mayor sería suyo: la clasificación directa como Bolivia 2 a la fase de grupos de la Copa Libertadores 2023, que implica, además, una bonificación de 3.000.000 de dólares por acceder a esa instancia y otros 500.000 del premio extra otorgado por la Conmebol.
Otros también estarían alegres: por ejemplo, Nacional Potosí (cuarto, con 67), clasificado por primera vez en su historia a la Libertadores (primera fase).
Los tres siguientes de esa lista son Oriente (60), Guabirá (57) y Palmaflor (56). A ninguno le caería mal una decisión que les asegure lo que hasta ahora han logrado: clasificarse a la Sudamericana 2023.
Detrás de ellos, para Blooming (54) sería un alivio, porque también aseguraría el último cupo de Sudamericana y se olvidaría el acoso que todavía le preparan los de atrás, sobre todo Royal Pari (48).
Como está la situación, sin premio y sin correr riesgo de descender, capaz que les dé igual seguir o irse de vacación a Independiente Petrolero (46), Aurora (46), Wilstermann (45) y Real Tomayapo (44). Incluso, a Real Santa Cruz (43).
Los más afectados
La otra cara de la medalla son los equipos a los que no les conviene que el torneo sea declarado terminado, porque aún tienen ganas de mejorar su situación y conseguir algo más.
Bolívar (87) es uno de ellos por el hecho de que está buscando ser bicampeón. En realidad, esa ha sido su motivación en el Clausura, ya que, por ser ganador del Apertura, se llevó el título (hasta ahora el único del año) y los 3.500.000 dólares por el pase a la fase de grupos de la Libertadores.
De los tres que están luchando por el título, el más afectado sería Always Ready (70), que en la tabla del Clausura está segundo (51) a solo 2 puntos del líder The Strongest (53), por tanto, todavía tiene seria chance de pelear por alcanzar la corona (y el dinero) en las seis jornadas que quedan por jugar. La paralización definitiva lo dejaría tercero en el año, o sea, solo clasificado a la segunda fase de la Libertadores (Bolivia 3).
Royal Pari tampoco quiere que el certamen quede definitivamente interrumpido, porque su idea es atacar en procura de agarrar un premio internacional. Por ahora está noveno y fuera de Libertadores y Sudamericana.
La zona roja
Por nada del mundo quieren saber de una suspensión definitiva los dos últimos: Universitario Vinto (41), condenado por ahora al descenso indirecto; y Universitario Sucre (39), que está en la “cola” y en descenso directo.
Además, hay otro problema: el reglamento no dice que la tabla única también debe dilucidar (como en el caso de los premios) los últimos lugares si no se completa toda la temporada. En cambio, la convocatoria otorga facultades al Comité Ejecutivo de la FBF para que tome la decisión final. Es decir, el futuro de ambos clubes quedaría en manos de los miembros de esa instancia.
Ante semejante situación, lo mejor que podría pasarles es que la División Profesional decida que no haya descensos por esta vez, una posibilidad que abriría otra, que en 2023 sean más equipos en la máxima categoría, en vez de los 16 actuales, 18 con el ascenso automático del campeón y el subcampeón de la Copa Simón Bolívar.