El tridente de temer que se llevó por delante a Deportivo Lara —ida y vuelta— en la primera fase de la Copa Libertadores de América se topó con un sistema defensivo de Universidad Católica que le cortó los circuitos, entonces les costó juntarse más a Bruno Savio, Patricio Rodríguez y ocasionó la virtual desaparición de Francisco Da Costa.
En la única conexión que tuvieron los dos brasileños llegó el gol de Bolívar. Fue a los 7 minutos, cuando Da Costa lo buscó a Savio, recibió la devolución de éste, de taco, y fue a presionar al rival, la pelota le pegó en uno de los pies y sirvió para festejar temprano.
Pero en el resto del partido no hubo el juego ofensivo que la Academia se había acostumbrado a practicar teniendo como base a sus tres más habilidosos futbolistas.
Católica estudió muy bien ese detalle y mandó marcas que le surtieron efecto, entonces a Bruno Savio le costó más hacer su juego, Rodríguez vino de atrás, pero muy presionado, y Da Costa recibió muy poco la pelota como para ser el delantero peligroso de otras jornadas.
Bolívar tuvo llegadas, pero de otra manera. Y a la larga, la definición fue su mayor defecto.
Savio tuvo más participación por sus aptitudes individuales, ya sea para habilitar, como a Diego Bejarano; o para definir, aunque esta vez sin puntería.
Rodríguez buscó entrar a la zona de ataque, por un lado, por otro, a veces por el medio, y en una de esas, cerca del final del primer tiempo, le entregó limpio el balón a Bruno Savio, aunque el disparo de éste se fue desviado.
La siguiente vez que Da Costa participó en un contacto con su compañero brasileño de ofensiva fue para entregarle la pelota en posición adelantada, lo que terminó en gol anulado.
Las subidas de Diego Bejarano por la banda derecha, y de Roberto Carlos Fernández, además de José Sagredo, por la izquierda, le dieron otro aire a la ofensiva celeste, pero una vez más faltó la puntada final.