En el mundo del fútbol, en las ligas grandes, en las medianas y en las chicas, son innumerables los casos en los que tribunales deportivos han dejado sin efecto tarjetas rojas tras comprobar que se trató de expulsiones injustas. La FIFA faculta a ello para remediar los errores arbitrales que, en ese ámbito, se pudieron cometer en un partido. Es cierto que prevalece primero la presunción de veracidad del árbitro por los actos asumidos, pero no es palabra sagrada, por tanto, es válido demostrar lo contrario.
Mientras ese instrumento de justicia sigue vigente, con la implementación del VAR la corrección ahora es inmediata. Un árbitro puede expulsar a un jugador, pero desde el videoarbitraje le pueden hacer notar que la decisión fue errada y, entonces, esa acción resulta enmendada de manera inmediata.
No hay razón, por tanto, para que el fútbol boliviano no vaya en esa línea. En cambio, es ignorancia pura e incluso una expresión de mala fe pretender que una decisión de ese tipo esté ligada a favoritismos con determinados equipos o, como pretende hacer ver Wilstermann, que exista dolo.
El Tribunal de Justicia Deportiva acaba de emitir una resolución corrigiendo una expulsión al jugador de The Strongest Willie Barbosa en el partido ante Always Ready. El informe del árbitro Ivo Méndez reza: “conducta violenta (reaccionar con un golpe de codo al adversario de forma premeditada impactando en el rostro de dicho jugador)”, una definición totalmente fuera de lugar que intentó explicar la roja directa. El club afectado presentó las pruebas para demostrar que no fue así y el TJD lo que hizo fue actuar en justicia. No fue la primera vez ni será la última.
Wilster ya ha anunciado que impugnará a The Strongest por Barbosa. Es divertida, además, su advertencia: en caso de que el jugador brasileño “esté entre los convocados”, un intento por amedrentar al rival a horas de su enfrentamiento. Dicho sea de paso, no es bueno que los dirigentes sigan por el camino de la fama bien ganada que tienen sus hinchas. Eso sí, van a tener la oportunidad de demostrar a través de su impugnación, si finalmente la presenta, las acusaciones que acaban de lanzar en su comunicado oficial.
Justamente es eso lo que más preocupa del directorio que preside al prestigioso club aviador, el hecho de intentar relacionar a la crisis institucional que vive la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) con supuestos “manoseo, intervención extrajudicial y favoritismo” en los que estuviera involucrado el Tribunal de Justicia Deportiva.
Wilster está alertando, sin fundamento una vez más, que si alguno de los ocho clubes que apoyan a la actual gestión de la FBF se consagra campeón, será gracias a ayuda “extra”, lo que seguramente no ocurriría si el ganador es uno de los seis, incluido el Rojo, que, desde hace años, desde su minoría, hacen lo posible por torcer el brazo de la mayoría.
Lo bueno, dentro de todo, es que al torneo le quedan todavía nueve jornadas por jugar y el aviador aún es un candidato, entre muchos otros, al título. Lo seguirá siendo si acaso se dedica a jugar en vez de intentar que el fútbol se manche.