César Farías tiene que explicar por qué convocó a Henry Vaca y, peor aún, el haber cometido la afrenta de ponerlo en la cancha frente a Ecuador siendo que el club brasileño Goianiense echó a empujones al jugador por su falta de compromiso y otras cosas más.
El DT de la selección debe decir por qué se niega a convocar, por ejemplo, a Ramiro Vaca, uno de los mejores jugadores del país a pesar de su juventud. O a otros que merecen de verdad lucir la Verde. A Farías hay que decirle que nuestra tricolor es sagrada y que la camiseta también es un símbolo tan fuerte que los bolivianos queremos y defendemos.
De eso y de la producción futbolística del equipo es de lo que tiene que hablar el venezolano mientras todavía tiene cara para seguir en su cargo en vez de renunciar, que en honor es lo que debería corresponder.
Lo otro, que tiene que ver con los líos de los dirigentes, la falta de competición por la división que hay entre clubes, etcétera, si bien son situaciones que influyen no deben ser priorizadas en la parte técnica para justificar una derrota tras otra en las eliminatorias, ni un error tras otro, cometidos bajo su mando.
Eso, ciertamente, también amerita explicaciones, en este caso de los dirigentes. Sobre la basura que entre éstos no se dejan de lanzar desde hace años, de cuando Farías ni existía en el fútbol boliviano, porque ya desde entonces andan metidos en los líos que son por ahora interminables.
Sus cochinadas son mucho peores que los malos resultados deportivos. Es un cáncer que llegó hace años al fútbol boliviano y en vez de extirparlo han permitido su metástasis. Por eso institucionalmente este deporte tan popular en el país se está muriendo.
Amerita que expliquen cómo hacen para tirar bombas. No hay presidente de la FBF que viva en paz. Se murió Carlos Chávez sin que lo hubieran declarado culpable de lo que lo acusaban; si lo era, no lo demostraron. Se murió César Salinas a sabiendas del mundillo que lo rodeaba y no lo dejaba ir para adelante. En sus últimas horas se habrá arrepentido de haber entrado en él. Pasaron un montón de presidentes y dirigentes señalados siempre por algo malo, desprestigiados, aunque nada se les haya comprobado.
Y esa cacería no para. Siguen persiguiendo. A Fernando Costa se lo quisieron llevar sin ninguna orden. A Marcos Rodríguez lo acorralaron en el estadio hasta que lo atraparon. Si es un corrupto como lo señalan, que la justicia se encargue, pero que lo haga bien, no con la puntería sospechosa para actuar justo cuando el fútbol está buscando un cambio, alguna salvación o, por lo menos, alguien que ponga paños fríos.
Hace tiempo que la política inmiscuida en el fútbol boliviano está podrida. Los terroristas son unos angelitos al lado de estos estrategas que siempre se dan modos para ir en contra de… y jamás a favor de… En buenas cuentas, es en contra del fútbol y no a su favor. Es consecuencia del Cáncer. Así, con C mayúscula.