Un globo aerostático de 30 metros de altura, situado en el Jardín de las Tullerías, junto al Louvre, la Plaza de la Concordia, los Campos Elíseos y el Arco del Triunfo, sostiene el pebetero con el Fuego que ilumina los Juegos Olímpicos de París 2024, inaugurados este viernes a través de una espectacular ceremonia de Apertura, que por primera vez se llevó a cabo fuera de un estadio.
Desde el Desfile de Naciones sobre el río Sena, encabezado por la delegación de Grecia, con más de 6.000 deportistas —entre ellos cuatro bolivianos— navegando en unas embarcaciones, hasta el encendido del Fuego Olímpico a cargo de los franceses Teddy Riner, tricampeón olímpico en judo, y Marie-José Perec, ganadora de tres medallas doradas en Barcelona 1992 y Atlanta 1996, la ceremonia pasó a la historia como algo jamás visto para dar paso al mayor evento deportivo multidisciplinario del mundo.
El Sena fue el primer escenario inédito exhibiendo un espectáculo que a ratos tuvo lluvia, pero que no destiñó la ceremonia repleta de sorpresas.
París 2024 repasó los hitos de la historia de Francia a través de un misterioso encapuchado que, mientras transcurría la ceremonia, portaba la llama en distintos escenarios.
Grecia dio inicio al acto desde el puente Austerlitz, encabezando las 85 embarcaciones que transportaron a las 205 delegaciones olímpicas.
Entre las actuaciones musicales estuvo Lady Gaga con un número de cabaret, antes de dar lugar a las acrobacias en la zona de la catedral de Notre-Dame.
“Tuvieron momentos de protagonismo ‘Los miserables’, ‘La libertad guiando al pueblo’ y ‘La Gioconda’, obras artísticas icónicas de la cultura francesa”, repasó EFE.
El encapuchado pasó con la llama por la Conciergerie, un palacio donde estuvo prisionera María Antonieta, entonces sonaron las guitarras más potentes de la noche para recordar la Revolución francesa.
La voz de Marina Viotti y el grupo metalero Gojira se encargaron de recordar la ira del pueblo con la canción revolucionaria ‘Ah, ça ira’, en uno de los momentos más vibrantes del espectáculo.
La mezzosoprano Axelle Saint-Cirel cantó el himno de Francia, ‘La marsellesa’, desde el tejado del imponente Grand Palais, que fue restaurado para poder acoger varias de las pruebas olímpicas de París 2024.
Rumbo al encendido
Un caballero plateado que hizo todo el recorrido a galope sobre el agua —cuando los últimos atletas habían llegado ya a la parada final, el puente de Jena entre la torre Eiffel y los jardines del Trocadero— sirvió en la recta final para hacer repaso de la historia del olimpismo moderno, que tiene raíces francesas gracias al barón Pierre de Coubertin.
Ese jinete llevó la bandera de los cinco anillos para ser izada frente a la torre Eiffel antes de que se escuchara el himno olímpico, los discursos oficiales y la declaración de apertura, que correspondió como es tradicional al jefe de Estado del país anfitrión, en este caso Emmanuel Macron.
El encapuchado con la llama llegó justo después, para entregársela al futbolista Zinedine Zidane, quien a su vez se la dio al tenista español Rafael Nadal —desatando un pequeño momento de locura en el Trocadero— para llevarla de vuelta hacia el museo del Louvre junto a otras tres leyendas del deporte: Serena Williams, Nadia Comaneci y Carl Lewis.
Fueron finalmente los franceses Marie Jose Perec y Teddy Riner los encargados de prender el pebetero, un globo aerostático que se elevó al cielo en Tullerías, mientras en lo alto de la torre Eiffel hacía su aparición triunfal la canadiense Céline Dion, cantando el ‘Hymne à l’amour’ de Edith Piaf, con un portentoso chorro de voz pese a la grave enfermedad neurológica que padece.