El 18 de junio de 1994, los titulares de los periódicos en Bolivia resaltaban, con orgullo, el debut de la selección nacional en el Mundial de Estados Unidos a pesar de la derrota ante la vigente campeona Alemania por 1 a 0.
“Equipo Bolivia: 90 minutos de dignidad”, “La selección luchó y jugó como queríamos”, “Arañamos la hazaña” y “Con la frente alta, Bolivia se robó el show”, eran los principales rotulados en Presencia y La Razón.
Jürgen Klinsmann convirtió el único gol a los 61 minutos, “inmerecidamente” porque Bolivia había hecho un gran partido hasta entonces. La jugada se dio, además, por un resbalón que tuvo el golero nacional Carlos Trucco al salir para tratar de rechazar la pelota.
Se había dado el regreso al fútbol de Marco Antonio Etcheverry luego de una grave lesión sufrida en su club chileno Colo Colo que lo apartó de las canchas durante meses. El astro boliviano estuvo ni cinco minutos en la cancha debido a que protagonizó una falta contra el alemán Lothar Matthaus, que el árbitro mexicano Arturo Brizio sancionó con expulsión.
“Vendimos cara la derrota”, era la expresión de Presencia Deportiva: por su parte, Deportes de La Razón decía: “Bolivia puso el fútbol, Alemania sólo un gol”.
Todos coincidían en que fue una “injusta derrota y una dolorosa expulsión” que dejó al Diablo fuera del resto del Mundial.
“Me siento muy mal, cometí un error y lo reconozco. Tal vez hayan sido los nervios”, declaró Etcheverry esa tarde en el estadio Soldier Field de Chicago, donde en la intimidad del vestuario, el “10” derramó lágrimas por lo que le había ocurrido.
A Bolivia le quedaban dos partidos más por el Grupo C de aquel Mundial: contra Corea del Sur y frente a España.