Había llegado el gran día: 17 de junio de 1994. Comenzaba el Mundial de Estados Unidos y lo inauguraban la vigente campeona Alemania y la gran sorpresa de las eliminatorias del año anterior Bolivia. El estadio Soldier Field de Chicago iba a albergar ese encuentro a partir de las 15.05 hora boliviana.
La alineación de la Verde estaba confirmada desde el día anterior: Trucco; Borja, Rimba, Quinteros, Sandy y Cristaldo; Soria, Melgar, Baldivieso y Sánchez; además de Ramallo. El astro Marco Antonio Etcheverry iba al banco de suplentes.
“Todo el país con la selección”, era el título del matutino Presencia en su portada principal.
Presencia Deportiva anunciaba: “Hoy Bolivia-Alemania: Para que el mundo nos vea”; y en páginas interiores agregaba: “Mucho más que un partido de fútbol”.
Deportes de La Razón abría con una foto del entrenamiento del día anterior, con Erwin Sánchez y Xabier Azkargorta, y rotulaba en mayúsculas: “BOLIVIA”.
“Llegó el gran día. Por derecho propio estamos en la corte de los 24 privilegiados. Todos nos vestimos de rojo, amarillo y verde. Somos siete millones en este mundo del deporte y dentro de cancha están nuestros once embajadores del fútbol. Hoy tenemos derecho a gritar a los cuatro puntos cardinales…”, era su epígrafe.
Comenzaba lo que para la historia del fútbol boliviano fue uno de sus mayores hitos.