Ricardo Fontana, aquél notable y temperamental zaguero central identificado con The Strongest, cumple 70 años este sábado 17 de octubre. Un partido de fútbol con sus amigos en una cancha de la zona Amor de Dios de La Paz sirvió para celebrarlo.
Temprano por la mañana recibió el cariño de su familia: sus nietos fueron los primeros en llamarlo para felicitarlo.
Nació en Buenos Aires, Argentina, en 1950. A los 20 años emigró a Bolivia después de que dirigentes de Always Ready vieran sus condiciones en un partido de las divisiones menores del club San Lorenzo.
“Tengo la salud de hierro, todavía comparto con amigos sin ningún problema. No es fácil cumplir 70 años, pero me siento súper bien. Mis siete nietos y mis hijos están lejos, no nos podemos reunir porque aún no se puede, pero en algún momento lo vamos a hacer porque uno quiere tener a su familia cerca”, enfatiza el Tano.
Su pasión por el fútbol está intacta. “Sigo con el temperamento de siempre, los vuelvo locos a todos, pero me tienen que aguantar. Rivales, compañeros y árbitros no se salvan de mí, a esta edad ya no voy a cambiar”, matiza y se ríe.
Hace 50 años llegó a Bolivia para jugar en Always Ready, volvió a su Argentina natal para hacer el servicio militar, regresó al país para filas de Litoral, luego pasó a The Strongest, donde desarrolló la mayor parte de su carrera deportiva y con el que dio dos vueltas olímpicas en la Liga. Después militó en Bolívar, Oriente Petrolero y cerró en Chaco.
A sus 39 años, en 1989, fue convocado por vez primera a la selección nacional, cuando formó parte de aquél plantel dirigido por Jorge Habegger que por gol diferencia no se clasificó al Mundial de Italia.
“No sé en qué momento pasaron 50 años en Bolivia. No me quejo, estoy sano y no puedo pedir más. En el plano del fútbol me fue bien, siempre rendí en la cancha, no fui suplente y tampoco me cambiaban. Pude marcar bien a jugadores como Diego Maradona o Claudio Caniggia en la Copa América de Brasil. Y con The Strongest tantos años vividos con alegrías y tristezas”, apunta.
El cariño que le tiene a Bolivia es grande, muchas veces decidió partir a su natal Argentina para estar con su familia, pero terminó regresando. “No quiero decir si me voy o me quedo porque al final no se sabe. Ahora estoy bien en La Paz, pero sé que algún rato viajaré y otro día volveré, soy así”.
De lo que sí está seguro es que la dirección técnica ya es historia para él. “Ya pasó mi época, me hubiese gustado, pero no salió nada y eso tampoco me preocupa. Si aparece algo tal vez me anime”.