“La selección es muy pobre, el fútbol que ha mostrado la selección ha sido muy pobre”, sintetiza el director técnico boliviano Sergio Apaza sobre lo sucedido la tarde de este martes en el estadio Hernando Siles.
Desde su óptica solo en los primeros minutos la Bolivia jugó un partido aceptable, porque llegó por las bandas, más por la derecha que por la izquierda, y así generó varias chances para marcar, como el gol de Marcelo Martins a los 24 minutos del primer tiempo.
“Después de ese tanto yo pensé que ahí los íbamos a liquidar, esa es la verdad, pero no sé por qué motivo nos dormimos y Bolivia no llegó nunca más”.
La Argentina asustada del principio “me da la sensación de que se dio cuenta de que hasta ese momento estaba jugando contra la altura, pero sus jugadores dijeron jugaremos contra el rival porque es débil, jugaremos contra Bolivia y hasta el final del partido, quizás estoy exagerando, se hizo un monólogo argentino”.
La Verde cometió “un error conceptual” en el tanto del empate “cuando (José María) Carrasco en vez de echarla al córner, lo que dice el manual, se dio la vuelta y sin fijarse que tenía atrás intentó rechazar y la pelota le rebotó a Lautaro (Martínez). El que menos pensaba que iba a ocurrir eso era Carlos Lampe y lo sorprendió, entonces nada que decirle al arquero, porque si no fuera por Lampe nos hubiéramos comido un par de goles más”.
Argentina, entonces, terminó “el primer tiempo ordenada, recompuesta y tocado la pelota”.
El segundo gol argentino llegó como una consecuencia lógica del juego, “porque nosotros no teníamos nada con qué llegar, se hicieron modificaciones para cambiar la imagen, pero había que cambiar la dinámica. Lo que se vio muy pobre porque se perdía rápido la pelota, se avanzaba unos metros y de inmediato se volvía atrás”.
En su opinión “tenía que haber un plan B que te imponen los principios ofensivos, entonces si no puedes entrar tocando tira pelotazos para (Marcelo) Martins”.
Tampoco hubo un desgaste al rival, porque nunca se forcejeó, nunca se le agarró el brazo, nunca se presionó, “así que los argentinos terminaron dominando y caminando”.
Lo que sucedió en Brasil (5-0) se entiende porque el DT se arriesgó e hizo debutar a 8 o 10 chicos, “pero lo de hoy cómo lo justifico”.
Por último, el mal desempeño también se le tiene que atribuir a lo que pasa en la cabeza de la Federación, donde se vive un caos. “Se juega como se vive y el fútbol es como una familia, si los padres están peleados no podemos pretender que los hijos sean los mejores alumnos en el colegio”.