El jugador boliviano Carmelo Algarañaz denunció “maltrato, racismo severo, amenazas” y la retención de su pasaporte, de parte de la administración del Ismaily Club de Egipto, y anunció la finalización de su contrato “de forma unilateral” porque esa entidad no cumplió con sus obligaciones.
Incluso dio a entender que su vida y su libertad fueron puestos en riesgo por el maltrato que le dieron los dirigentes de ese club de la primera división egipcia.
Mediante un comunicado “colgado” en sus redes sociales, el goleador ex Always Ready anunció que tuvo que recurrir a la Embajada de Bolivia en Egipto, al embajador y a las autoridades nacionales para viabilizar su retorno al país, ya que el Ismaily hasta ahora no le repuso su documento internacional.
En un dramático mensaje, Algarañaz explicó su decisión de marcharse del club “por incumplimiento de los términos del contrato por parte de la administración del club, una dirección que no sabe cómo tratar con un jugador internacional profesional”.
“Lastimosamente la gerencia me trató con la mayor falta de respeto y falta de profesionalismo, (los dirigentes) no respetaron mis derechos ni cumplieron con la totalidad de sus obligaciones”.
Contó que en la parte deportiva “siempre he respetado las decisiones de los entrenadores a pesar de que me ignoraron y me obligaron a entrenar con el Grupo B durante casi tres meses, siempre menospreciando mi capacidad, por lo que no hablaré de cuestiones técnicas relacionadas con el equipo”.
En la parte más grave de su denuncia, sostiene que “la administración del club me retuvo el pasaporte de forma premeditada y hasta la fecha no me lo han devuelto, fui objeto de maltrato, racismo severo, amenazas y muchas otras cosas de las que no me gusta hablar ahora, pero afortunadamente cuento con las pruebas suficientes para sostener lo que digo”.
El goleador que también es integrante de la selección nacional escribió que espera que “el club se dé cuenta de sus errores en el futuro y trate a los jugadores extranjeros de la manera humana, profesional, siempre respetando sus derechos y esperemos por el bien de este hermoso deporte que los abusos raciales y pisoteos hacia los demás profesionales no se repitan”.
“Lastimosamente me tocó vivir la cara oscura de un club. Como yo, seguramente otros también la vivieron. Nosotros, los jugadores extranjeros, dejamos a nuestras familias y vidas construidas con la esperanza de pertenecer a un buen club y ayudar al mismo a ser mejor, no vinimos a ser abusados ni menospreciados, tampoco a tener que rogar para que nos paguen y cumplan con nuestros contratos ni a que se nos prive de nuestros derechos. El fútbol no se trata de eso, pero muchos dirigentes no lo ven así y creen que los jugadores profesionales soportarán todos los abusos e incluso poniendo en riesgo nuestra vida y libertad”.
Algarañaz dedicó su agradecimiento “al personal de la Embajada del Estado Plurinacional de Bolivia en Egipto, al Embajador, y a las autoridades en Bolivia, por la ayuda brindada para viabilizar el retorno a mi país”.
También lanzó un reconocimiento “especial a todos mis compañeros del club Ismaily por los maravillosos momentos que vivimos como equipo y les digo no os olvidaré”.