El sueño de Independiente frente al vigente campeón de América, el brasileño Palmeiras, duró hasta el minuto 42, luego se convirtió en pesadilla, porque de ir ganando con un gol a los 7 minutos de Erick Correa, el equipo boliviano terminó hecho trizas, azotado por 8 a 1 en el Allianz Arena de Sao Paulo, este martes en partido por la segunda jornada del grupo A de la Copa Libertadores de América.
Correa anotó un golazo en la primera llegada del cuadro bolivaino al arco rival, recibió la pelota de Jhonatan Cristaldo y la colocó al ángulo, lejos del alcance del golero Weverton. Era toda una sorpresa.
Esa especie de hazaña la pudo mantener defendiéndose con uñas y dientes hasta cerca del final de la primera parte, controlando el asfixiante juego del Palmeiras, que finalmente mediante Ze Rafael, con un tiro rasante, pudo conseguir el 1 a 1 (42’).
La catástrofe
En la segunda mitad llegó el bombardeo verde que dio lugar al abultado marcador. Independiente no pudo hacer nada ante tamaña superioridad de su rival.
Rafael Navarro fue el principal actor convirtiendo cuatro goles en total, todos fueron una seguidilla en un espacio de una media hora.
El 2-1 lo hizo de cabeza, sin elevarse mucho tras centro desde la derecha de Breno López, a los 47 minutos.
El tercero de su equipo, segundo de su cuenta, lo marcó a los 54, sacando tajada de una confusión en el área y con un remate de zurda.
Amplió la cuenta a los 57 anticipándose a sus marcadores para conectar de frente al arco un centro desde la derecha.
A pesar de Arancibia
Palmeiras siguió con su intenso ataque e hizo figura al arquero Álex Arancibia, quien sacó al menos tres pelotas que también llevaban destindo de red.
Navarro no perdonó a los 77 y anotó el cuarto de su cosecha, el 5-1 de su equipo, con un toque preciso a un costado.
Para el sexto del equipo brasileño llegó el turno de Rony, esta vez Navarro le asistió con un centro y el delantero se adelantó a la salida del arquero y, de cabeza, mandó la pelota a las redes.
Raphael Veiga hizo un doblete con definiciones de notable calidad.
El séptimo lo anotó a los 87, de volea, sin dejar que la pelota llegue al piso, para ello sacó un derechazo violento hacia el ángulo.
Y cerró a los 91, esta vez de tiro libre y de zurda mandando el balón al mismo lugar por donde había anotado antes, y dejando parado al golero Arancibia. Fue un 8-1 de escándalo.