The Strongest y Bolívar jugaron por tercera vez en la historia en lunes, día inusual para el partido más importante del fútbol boliviano, y encima hubo lluvia y frío, pero la gente no esquivó la invitación y al menos unas 25.000 personas asistieron al estadio Hernando Siles.
A mediodía llovió fuerte en La Paz, aún así, había filas alrededor del escenario, de gente que acudió para comprar su entrada con tiempo sin esperar a hacerlo a último momento.
A eso de las 16.00, o sea unas tres horas antes del inicio del encuentro, hinchas de The Strongest, el local, y de Bolívar empezaron a llegar a Miraflores.
El operativo de seguridad, que dispuso de unos 500 efectivos policiales, arrancó unos 30 minutos después y las autoridades policiales se encargaron de tomar todos los recaudos.
Hubo un instructivo especial para los policías, que fueron repartidos en los cuatro sectores del escenario, tanto en las afueras como en los interiores, y sobre todo para el final del cotejo, de que no permitan que las barras bravas tengan contacto.
No hubo incidentes en el ingreso de los hinchas en ninguno de los sectores. El Servicio Departamental de Deportes (Sedede) habilitó todos los portones de acceso a las tribunas.
De las barras organizadas, la primera en llegar fue La Vieja Escuela de Bolívar, lo hizo alrededor de las 17.20 y en silencio; uno a uno, sus integrantes fueron ingresando a la curva norte y desde allí se pusieron a alentar.
Una gigante bandera celeste fue desplegada en ese sector cuando se produjo el ingreso del plantel al terreno de juego.
Por su parte y como ya es una tradición, la Ultra Sur 34 de The Strongest caminó desde la avenida Camacho hasta la plaza Tejada Sorzano del estadio entonando sus cánticos de apoyo.
Incluso cuando el partido ya había comenzado, en general los aficionados continuaban llegando al Hernando Siles.
La Policía, en puntos estratégicos, dispuso efectivos y movilidades para evitar hechos violentos.
Los aficionados celestes estuvieron más expresivos por cómo se dio el partido. Las mayores emociones en la cancha las produjo su equipo con constantes ataques al área adversaria.
Pero terminaron asustados por lo que hizo el Tigre en la cancha en la recta final. Ahí los atigrados se ilusionaron con el empate que finalmente no llegó.