Bolívar quedó eliminado de la Copa Libertadores de América en segunda ronda, superado por el Universidad Católica ecuatoriano (2-0), que le descubrió sus defectos y lo liquidó en el primer tiempo con dos goles, además sin darle chance a nada, este miércoles en el estadio Atahualpa de Quito.
La Academia terminó su sueño de llegar por lo menos a la fase de grupos de la Copa, mientras que la Católica, que en el global se impuso por 3 a 1 después de haber empatado en La Paz 1-1, volverá a enfrentar a un equipo boliviano y paceño, The Strongest, en procura de subir ese peldaño para estar entre los 32 mejores.
La serie, empatada por lo ocurrido en Bolivia, se definió en el primer tiempo de Ecuador. Católica fue amo y señor en ese periodo. Dominó, manejó la pelota, presionó en todos los sectores y cuando tuvo sus oportunidades golpeó para hacer la diferencia.
En el segundo, con la comodidad de ir en ventaja por dos tantos, optó por cuidar el resultado y le entregó la pelota a Bolívar, le dejó hacer el desgaste, pero no le dio lugar a más, y como la Academia no tuvo trascendencia en ofensiva, no pasó nada hasta el final.
Goles matadores
El plan de Bolívar era ser protagonista en todos lados, cuidarse atrás y en el medio, pero tener llegada. Esa idea se desinfló rápido en la medida que Católica le volvió a desconectar sus circuitos —como ya lo había hecho en el partido de ida—, borró de la cancha a sus principales hombres peligrosos y, de paso, demostró superioridad futbolística.
Al comienzo, los de Zago pisaron el área rival, pero en cuanto lo hicieron en serio les costó caro. A los 10 minutos era córner para el equipo boliviano, sin embargo, el despeje y la salida fueron rápidos y, ante un retroceso lento bolivarista, la acción terminó en el 1 a 0, porque José Carabalí ganó terreno con el balón, se lo cedió a Santiago Zamora y éste empalmó casi pisando la línea de área grande, clavándolo en el ángulo derecho. Fue una verdadera lección de cómo hacer un contragolpe.
Bolívar no tuvo una reacción adecuada. Estaba maniatado y no podía. Trató de inquietar y algún rato lo más claro que hizo fue de pelota parada. Pero no más que eso.
Católica siguió su búsqueda en procura del segundo gol, que lo consiguió de pelota parada con un lanzamiento alto al que Ismael Díaz le sacó provecho, ganándole en el salto a la defensa y el arquero, a los 35 minutos.
Sin trascendencia
Bolívar tuvo mucho la pelota en el segundo periodo, pero le costó hacer daño. Era una especie de dominio improductivo. Patricio Rodríguez trataba de ser desequilibrante, pero no se encontraba ni con Bruno Savio ni con Francisco da Costa, virtualmente perdidos.
El equipo de Ecuador sabía de esos problemas de su rival y se dedicó solo a controlarlo. A diferencia de antes, no hizo mucho por ir al frente, algún rato sí, y tuvo chance, pero su preocupación estaba centrada en que la victoria no corriera peligro y acertó también en eso.
Bolívar se despidió de la Copa desdibujado. Le había ido bien en la primera fase ante el venezolano Deportivo Lara. En la segunda, con un rival mucho más completo, tuvo dificultades en La Paz y no dispuso de ninguna chance en Quito.