Universitario de Sucre, que regresa a la División Profesional del fútbol boliviano luego de tres años, mantiene a más de la mitad del equipo que logró el añorado ascenso (63%) y ha reforzado sus líneas con 17 nuevos jugadores.
La dirigencia hizo todo lo posible para retener a la mayor cantidad de sus futbolistas a pedido del entrenador Jhonny Serrudo, entre ellos los de renombre como el arquero argentino Iván Brun, el mediocampista Gianakis Suárez y el volante colombiano Jhonatan Perlaza.
A estos tres se suman los bolivianos: Juan Carlos García, Lucas Salinas, Carlos Balcera, Henrry Torres, Marco Vásquez, Carlos Mendoza, Nicolás Landa, José Rojas, José Luis Buezo, Rodrigo Ortega, Luis Oblitas, Juan Ortiz, Fernando González y Ronald Gallegos.
Los ‘estrenos’
De las 17 caras nuevas cuatro son de extranjeros: el defensor paraguayo Luis López, el centrocampista uruguayo William Klingender, el volante argentino Nahuel Cisneros y su compatriota delantero Ángel Prudencio.
También figuran los nacionales: Daniel Sandi, Leonel Morales, Yhon Villegas, Mauricio Bilbao, Gary Saldías, Rodolfo Padilla, Leonardo Urapuca, Moisés Calero, David Checa, Carlos Zabala, Jairo Thomas, Nilo Chávez y Marcelo Gomes, quien salió campeón el año pasado con Independiente.
Sus bajas
El 37% de los futbolistas que lograron el ascenso la temporada pasada dejaron el conjunto capitalino.
Se trata de 10 hombres: Marcelo Arguello, Jean Pool Cartagena, Alexis González, Ovidio Vargas, Nicolás Frías, José Vargas, Miguel Orías, Miguel Bengolea, Wilfredo Serrudo y Carlos Ardian.
El caso de Ardian, quien tiene nacionalidad paraguaya, todavía no es un hecho, pero en estos momentos está más afuera que adentro porque el club para que se quede pretende que complete sus trámites de naturalización y no afecte el número de seis extranjeros que ya forman parte de la plantilla.
El trabajo de pretemporada arrancó el lunes.
Aparte de usar los predios de la Universidad San Francisco Xavier, también utiliza los ambientes del estadio Patria y los arenales en el sector de Cachimayu, donde cumple con una ardua labor física.