El ex guardameta Marcelo Robledo conquistó su primer título de la División Profesional en su tercer año como entrenador de Independiente de su querida ciudad de Sucre: “Mi equipo es un justo campeón gracias al bueno grupo que formamos”, enfatizó.
Robledo se retiró tras una buena carrera como futbolista en 2018 siendo arquero del cuadro capitalino y en 2019 fue designado por primera vez DT. En la primera mitad de ese año su equipo terminó en el primer lugar de la Primera A de forma invicta, pero a pesar de ello fue destituido, entonces se fue a dirigir al Fuerza Amarilla de Ecuador.
Para 2020 volvió a Independiente y lo primero que hizo fue devolverlo a lo más alto del fútbol nacional como campeón de la Copa Simón Bolívar, que le valió el regreso a la División Profesional luego de 17 años.
Se ganó la renovación de su contrato para esta gestión y logró algo increíble: con poco presupuesto, pero con jugadores comprometidos y una idea de fútbol que la supieron plasmar en el terreno de juego, Independiente conquistó por primera vez el título máximo del fútbol boliviano.
“Me dieron la posibilidad de dirigir el equipo, subirlo a Primera División y hoy me toca lograr esto”, sostuvo muy emocionado.
‘Hicimos historia’
“Hicimos historia con este equipo. Hay mucha gente que ha sufrido demasiado, 17 años que querían que suba, esto no tiene nombre”, dijo Robledo en Tigo Sports.
El final del torneo fue de infarto, con tres clubes aspirando a la corona.
“Los resultados se estaban dando y teníamos que aprovechar esta oportunidad. Este equipo es justo campeón porque con una humildad tremenda llegamos hasta acá. Si me preguntan que diga tres palabras del campeón sería: grupo, grupo y grupo. El grupo es lo más importante que tuvimos siempre, por eso somos un justo campeón”.
También reveló la forma en cómo mentalizó a sus jugadores para pasar de ser el “Benjamín” del certamen al futuro campeón.
“Lo único que hice fue no mentirle al jugador, siempre le dije la verdad. Soy un exjugador, nunca me pondré por delante, he tenido entrenadores que se ponen y siempre hablan de ellos. Fui sincero con ellos: ‘futbolista que no corre, no juega conmigo. Todos tienen que meter, sacrificarse por el compañero; no tengo figuras, el que no se tira al piso no va a tener nada conmigo’. Ellos entendieron y, de repente, jugamos muy lindo”.
Los futbolistas “creyeron en el trabajo que uno quería hacer y eso es lo más importante. Me dieron la confianza de poder hacer el trabajo que tenía preparado para ellos y estos son los resultados”, finalizó.