El nuevo estadio del Club Bolívar contará con dos edificios en las rectas, los sectores este y oeste, cada uno de tres o cuatro pisos para las butacas, los palcos y las terrazas denominadas “Zonas de experiencia”. Debajo de esas estructuras estarán las graderías.
Hace una semana el presidente celeste Marcelo Claure reveló el diseño para el escenario que, se prevé, sea una “fortaleza” construida con hormigón armado y con tribunas que quedarán muy cerca de la cancha.
El escenario, para unas 20.000 personas, será inaugurado en abril de 2025, año del Centenario del club.
Para llegar justo a esa época, está previsto que la demolición de la actual estructura comience en el primer semestre de 2022 y que las obras de construcción sean iniciadas en septiembre.
La inversión calculada es de unos 40 millones de dólares.
Escenario de lujo
En una entrevista concedida a PREMIUM, el gerente comercial de Bolívar Fernando Ibargüen dio detalles, hasta ahora desconocidos, de cómo será la nueva casa celeste.
“Es un estadio con un diseño moderno. Las limitaciones del terreno y del tamaño que vamos a ocupar para la construcción nos han llevado a tener que ser bastante agresivos de una manera positiva en el diseño del estadio. Va a tener una capacidad para algo más de 20.000 personas, estamos calculando que van a ser 20.500 o un poco menos”
Las curvas tendrán dos bandejas, una baja y otra alta. En total, la capacidad de cada sector será para entre 5.500 y 6.000 personas.
Las zonas este y oeste contarán, cada una, con una bandeja baja para entre 3.500 y 3.800 espectadores. Encima, en las butacas habrá un espacio para 1.500 pesonas y dentro de los edificios los palcos contarán con otros 1.000 asientos.
Ibargüen fue muy enfático al aclarar que “es lo que se ha proyectado en el concurso del diseño (que fue ganado por la empresa española L35). Eso puede cambiar, ir ajustándose en cuanto se vaya elaborando el diseño final”.
Zona VIP
Los edificios que se construirán en los sectores que vendrían a ser de preferencia y general entregarán una experiencia diferente a sus ocupantes.
“Se van a tener palcos. En el último piso habrá terrazas que serán ‘Zonas de experiencia’, es decir, que habrá espacios sociales abiertos que no van a tener asientos definidos. Permitirán tener restaurantes, los auspiciadores podrán organizar eventos ahí durante los partidos, poner música en vivo” y otras actividades.
“Todos estos pisos de palcos también se transformarán en salas de eventos y reuniones permanentes para que el estadio tenga una actividad económica constante y no solo el día del partido”.
Está proyectado que en ambas zonas los edificios sean de tres o cuatro pisos. “La parte que da a la (calle) Jaimes Freyre se está proyectando tener dos pisos de palco Premium, otro para prensa y en el piso superior la terraza. En el otro lado son tres pisos de palco estándar y una terraza con asientos y patio de comidas”.
Los palcos serán para la gente que desee estar en un lugar más privado, pero que al mismo tiempo tenga una gran vista del campo de juego.
“Son espacios privados de un número de asientos determinado. Habrá dos tipos de palcos: los que tienen un cuarto privado por detrás, en el que habrá una mesa, refrigerador, televisión; y los que contarán con asientos divididos y que tendrán atrás un espacio común de atención. Lo bueno es que se los podrá adquirir por un tiempo a largo plazo. Hablamos de un tiempo de asignación de entre 15 y 20 años”.
Un museo
Una de las peticiones de Claure es que en el mismo escenario sea construido un museo del club en el que estén los trofeos, imágenes, camisetas y otros materiales que cuenten la historia del club desde su fundación.
“Queremos que el estadio tenga un tour diario. Estamos viendo dónde podría ser el mejor lugar para exponer la historia del club. Hay tanta historia que tenemos y qué mejor que hacerlo en nuestra casa, en uno de los estadios más modernos de la región”, apuntó el gerente comercial.
De igual forma habrá patios de comidas en todas las áreas y por lo menos dos de ellas estarán abiertas siempre —incluso cuando no haya partidos— para que la gente pueda consumir ahí.
La separación hacia la cancha
Un aspecto importante es que no existirá una malla o vidrios laminados que dividan las graderías de la cancha, sino que se prevé seguir las normas internacionales en este tipo de escenarios.
“Todavía no hemos definido ese detalle de infraestructura, pero lo normal y que se hace en todos los estadios del mundo, es poner una barrera medianera, que es un muro, y se colocarán guardias en la parte externa. No es un buen momento para hacer una inversión con vidrios como se hizo en el (Hernando) Siles porque pronto la normativa (de la FIFA y Conmebol) va a exigir que no haya vidrios, rejas, mallas, sino paredes de seguridad medianeras entre el público y campo de juego. Creo que iremos por ese lado para cumplir con la normativa”.
Por las limitaciones del terreno habrá una zona de parqueo, pero solo para los buses de los clubes y los vehículos de la organización del evento. No habrá un sector público.
Solo en sus predios
Desde el anuncio de la construcción del nuevo estadio los vecinos de la zona de Tembladerani se preocuparon sobre el futuro de los terrenos que están en inmediaciones del escenario, como un templo y las canchas públicas.
Bolívar ha optado por solo usar sus predios y no tocar nada ajeno. Sí cooperará para la modernización de la zona.
“Una obra de tanta importancia y que tiene un cronograma tan justo ya establecido no puede depender de terceros. Hemos decidido basarnos en los terrenos que son propiedad del club, ni un metro más y ni un metro menos. Creemos que tenemos un gran proyecto para hacerlo de esa manera”, subrayó Ibargüen.
“Lo que queremos hacer es una mejora integral del barrio, de todo Tembladerani. Hemos tenido reuniones con la alcaldía para ver cómo podríamos ‘cazar’ ciertas iniciativas que ellos tienen. No queremos entrar a ese proceso de ‘demanditis’ de uno a uno, sino hacer proyecto de impacto. Lo primero que queremos hacer es que todo lo que esté alrededor de nuestro estadio mejore. Vamos a intervenir y mejorar las canchitas que están ahí. Nosotros vamos a tener la responsabilidad de mejorarlas y entregarlas muy bien hechas, con iluminación, bien terminadas, porque al fin de cuentas son el preámbulo de ingreso a nuestro estadio”.
“También queremos ayudar a analizar si todos los servicios públicos y sanitarios están actualizados como para aguantar una obra de esta magnitud: ver el tema de alcantarillado, seguridad, acceso vial, transporte público, que son los temas más importantes que iremos trabajando junto con la alcaldía para que en 2025 tengamos la zona preparada para recibir lo que significa el movimiento de un estadio de esta magnitud”.
¿Y el nombre?
El nombre oficial del estadio se mantendrá como Libertador Simón Bolívar; sin embargo, para aminorar los gastos, tal y como se sucede en Norteamérica y Europa, la idea es contar con el apoyo de una empresa que aporte capital y, a cambio, ofrecerle colocar su marca en el reducto.
“A nivel comercial queremos buscar el acercamiento con empresas grandes, que como se hace en el mundo entero, puedan pagar un monto de dinero por el auspicio del derecho del nombre del estadio. Eso no significa quitar o cambiar el nombre original, pero sí durante un tiempo específico se le dé (la denominación) como se hizo con el Allianz Arena, el Audi Arena. Se le da un nombre comercial que genera un ingreso importante para el club”.
“Este es un proyecto no solo de Bolívar, (sino) de La Paz, del municipio y de Tembladerani. Queremos realmente explotar y ser parte del futuro de esta zona. Hemos sido parte de su historia durante casi 60 años y queremos formar parte del futuro y ser parte del polo de desarrollo de esta zona que ha quedado bastante rezagada en cuanto a servicios, dinámica comercial y económica”, finalizó.