Si la investigación va a ser seria, no solo es a Adrián Monje, director de Competiciones, al que hay que investigar. El proceso para concluir si hubo o no “manipulación” en un sorteo de la Copa Simón Bolívar tiene que llegar más allá, incluso y, sobre todo, al Comité Ejecutivo de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), empezando por su presidente Fernando Costa, y a los etcétera que sean necesarios.
Hasta ahora, Monje ha sido el malo de la película: el observado, el acusado, el suspendido y ahora el investigado. Su pecado, aparte de ponerle su “estilo” propio al sacado de los bolillos, fue haber sido el único que dio la cara en un sorteo plenamente avalado —ojo con eso— por sus jefes. Éstos, por tanto, no pueden ahora dejarlo solo y hacerse a los de la vista gorda sobre algo que aprobaron que se hiciera.
Una pregunta tiene que rondar en la cabeza de todos en este asunto y la deberá tener muy en cuenta el investigador: si, como denunció Torre Fuerte, efectivamente hubo “manipulación” en ese sorteo que fue observado y anulado, ¿a quién o a quiénes les convenía el choque entre los dos equipos cruceños y qué perseguían con ello?
Resulta difícil creer que, en caso de haber existido “amaño”, el fondo de esa oscura actitud pase solo por una persona que, de paso, es solo un funcionario más de la FBF. Detrás de él tendrían que haber otros culpables, llamémoslos los autores intelectuales. Hay que ir hasta el fondo para determinar si hubo o no tal cosa.
La transparencia no pasa solo por anular, porque sí, un acto que, el haberlo puesto en escena, fue una decisión institucional —tal cual fue montado el show del segundo sorteo—; tampoco por suspender a solo una persona, la que en buenas cuentas resulta de momento ser un “chivo expiatorio”. Transparencia es, para comenzar, asumir la responsabilidad sobre todos los actos propios, los acertados y los errados.
Al señor Pablo Camacho Peres —así está escrito su nombre en un comunicado de la FBF firmado por el presidente—, que es el oficial de Integridad de la Federación Boliviana de Fútbol, le corresponde hacer su trabajo, tal cual se lo han instruido. Y hacerlo bien significa cuidar que el árbol no le impida ver el bosque.