La ciclista boliviana Anna Sara Rojas se colgó la medalla de bronce en la categoría Élite Femenino del Campeonato Mundial de Four Cross (una combinación entre BMX y descenso), que se corrió el viernes en Val Di Sole, Italia, en su reaparición después de un grave accidente que sufrió hace dos años en la misma carrera.
El Four Cross rescata y junta las características de dos disciplinas: el bicicross y el ciclismo de descenso. Es una disciplina avalada por la Unión Ciclista Internacional (UCI) y se la practica desde hace unos 20 años solo en algunos países, especialmente en Europa.
Al igual que ocurre en el BMX los participantes salen de un partidor armado solo para cuatro pedalistas, quienes durante una distancia estipulada deben realizar saltos y superar curvas en un terreno que es por completo de tierra y en descenso.
La carrera
Rojas, de las mejores bicicrosistas del país en los últimos años, compitió desde el jueves ante otras siete ciclistas de diferentes partes del mundo, siendo la única representante de América en una pista de 60 metros de distancia y que normalmente se la recorre en 50 segundos.
Comenzó en la ronda clasificatoria siendo cuarta. Para la ronda de semifinales fue segunda, lo que le dio acceso a la final, donde logró el tercer puesto al sumar 200 puntos.
Solo fue superada por la checa Michaela Hajkova (300) y la francesa Mathilde Bernard (250).
Contra el miedo
“Me siento muy contenta por lo que conseguí, fue inesperado. La verdad es que no vine para ganar una medalla, sino para superar mi miedo del más fuerte accidente que tuve en esta misma pista hace dos años y lo bueno es que lo pude conseguir”, explicó la boliviana que radica en Europa desde sus ocho años.
En aquella época, durante los entrenamientos previos a la carrera, la joven boliviana sufrió una fuerte caída que la dejó inactiva por más de seis meses.
“Fue la carrera más fuerte de toda mi vida. Me disloqué la cadera, me rompí el hombro y costillas. Recuerdo que me llevaron en helicóptero al hospital. Tuve más de seis meses de recuperación, estuve en silla de ruedas, realmente fue lo peor que me pasó porque hago deportes extremos en los que tuve varias caídas, pero no de esta magnitud”.
Por ello “para mí era un reto volver y participar, vencer mi miedo en el salto que ocasionó mi accidente, entonces vine por una lucha personal, no por conseguir una medalla, sino especialmente porque fue mi primera carrera de este tipo”.
Rojas, de 25 años, vive en Ginebra, Suiza, donde trabaja para sostenerse y seguir en el deporte. Ahora espera algún tipo de respaldo para seguir practicando sobre todo el BMX, disciplina en la que fue campeona nacional varias veces y se llevó el título de la Copa Latinoamericana en 2016.