Era 20 de junio de 1984. La Federación Boliviana de Fútbol (FBF), presidida por Édgar Peña Gutiérrez, anunciaba al país la designación del argentino Carlos Manuel “Chamaco” Rodríguez como seleccionador nacional.
Aún no se sabía qué rivales iba a enfrentar la Verde en las eliminatorias para el Mundial de México 86. La planificación, en todo caso, había comenzado.
El DT tenía una idea entre ceja y ceja: sacar provecho a la altitud al máximo y su idea fue llevar al grupo de jugadores a trabajar a orillas del Lago Titicaca.
La Comisión de Selecciones, dirigida por Wálter Robles, entonces presidente de Municipal, daba su visto bueno.
La agenda estaba lista: del 11 al 25 de enero de 1985 la selección iba a entrenarse en Huarina. Volvería a jugar a La Paz unos amistosos. Hasta entonces ya se conocía que los rivales en la competición premundialista iban a ser Brasil y Paraguay.
Hace algo más de 36 años, una delegación de la selección boliviana se concentraba de manera inédita en inmediaciones del Titicaca. El lugar elegido era Huarina, donde esta semana la Verde ha vuelto, ahora al mando del venezolano César Farías. Las condiciones aquella vez eran muy distintas.
El recuerdo
La expectativa en Huarina y en poblaciones vecinas como Cota Cota Baja fue creciendo a medida que se acercaba el día en que sus pobladores iban a tener por primera vez en la historia del balompié nacional a las figuras del fútbol boliviano.
Incluso familias enteras viajaron desde La Paz a pasar un fin de semana en el hotel de concentración para que, sobre todo sus niños y jóvenes, pudieran compartir con los futbolistas y tener como regalo sus autógrafos.
En total, 11 futbolistas de la preselección iniciaron la concentración en el Hotel Titicaca: Mario Pinedo, Eliseo Ayaviri, Marco Antonio Barrero, Roberto Pérez, Óscar Ramírez, Augusto Guillén, Hebert Hoyos, Fernando Salinas, Reynaldo Zambrana, Félix Vera y Víctor Hugo Antelo.
El grupo fue recibido por la gente del hotel de concentración que ofreció de entrada una parrillada. En cada jornada de trabajo gente de los pueblos cercanos se acercaba a ver la labor de los futbolistas, les brindaba su apoyo y les hacía sentir su cariño.
Fueron sumándose otros jugadores como Silvio Rojas, Carlos Borja, Erwin Romero, Gastón Taborga, Johnny Herrera, Miguel Ángel Noro y Rolando Coimbra.
Líos de por medio
El suplemento Hoy Deportivo daba cuenta del trabajo todos los días.
Al mismo tiempo, había fuertes diferencias entre dirigentes de La Paz, Santa Cruz y Cochabamba.
Las cosas tampoco estaban bien en el Lago: Fernando Salinas y Silvio Rojas habían decidido abandonar la concentración. “Estoy muy saturado de fútbol”, decía el goleador de Bolívar al marcharse.
Después de tres semanas de labores físicas y técnicas, el cuerpo técnico y la cúpula de la FBF determinaron que el grupo volviera a La Paz porque en puertas estaba un amistoso internacional en el estadio Hernando Siles.
Ese cotejo no se hizo realidad, entonces sobre la marcha se armó un combinado de jugadores de clubes de La Paz, que fue el primer sparring. Igual la Verde despertó expectativa en el aficionado que había acudido en buena cantidad a esa jornada futbolera.
El equipo de la selección lo integraban: Hoyos, en el arco; Herrera, Coimbra, Noro y Pérez, en la defensa; Zambrana, Borja y Romero, en el mediocampo; y Ramírez, Antelo y Ayaviri, en el ataque. El resultado fue 1-1.
Tras ello, Rodríguez decidió convocar a otros jugadores, como los arqueros Luis Galarza y Emilio Ludueña, además del mediocampista Milton Melgar.
Las fuertes decisiones
El cuerpo técnico determinó regresar al Lago Titicaca, fue en abril, aunque la experiencia duró apenas tres días. Esas jornadas coincidieron con la celebración de la Semana Santa; entonces, para los peregrinos que iban a Copacabana era un descanso obligado quedarse a ver un rato la labor del seleccionado.
A esas alturas el rumor crecía: la permanencia de Rodríguez estaba en duda y la dirigencia ya trabajaba en la designación de un nuevo DT, además empezaban a surgir versiones cada vez más fuertes sobre el cambio de sede de la eliminatoria, Santa Cruz en vez de La Paz.
No tardó en aparecer Édgar Peña para comunicar las decisiones radicales: quedaron disueltas la Comisión de Selecciones y la preselección; además, fue despedido el “Chamaco” Rodríguez.
Por si ello fuera poco, el presidente de la FBF le dio cuenta al país de que los dos partidos de local de la fase de clasificación para el Mundial de México se iban a disputar en el estadio Tahuichi Aguilera.
El fracaso deportivo
Raúl Pino fue designado seleccionador nacional. Conformó una selección tomando como base a futbolistas de Blooming y Oriente Petrolero, los clasificados de ese año a la Copa Libertadores de América.
También varios de los que estuvieron con “Chamaco” Rodríguez en el Lago fueron tomados en cuenta, no todos.
Con Pino, la Verde jugó amistosos con los siguientes resultados: empate 1-1 con un combinado de jugadores de La Paz; victoria en el Hernando Siles 2-1 sobre la entonces República Democrática Alemana; derrota 0-1 en Cochabamba frente a Uruguay; caída en Lima 3-0 frente a Perú y 2-0 en Quito contra Ecuador; y goleada de Venezuela 5-0 en Caracas.
“Los resultados adversos provocaron una crisis que derivó en el alejamiento de varios jugadores y el llamado a otros, como el naturalizado Luis Galarza”, según la nota de Hoy Deportivo.
La nueva selección al mando de Pino montó su cuartel general en la capital oriental. Fue la debacle en esas eliminatorias. Como local, Bolivia empató ante Paraguay y perdió frente a Brasil. La ilusión de ir a México 86 se hizo trizas.