Ramiro Aguirre Menacho, cuatro veces campeón nacional de automovilismo, corredor del Dakar y principal impulsor de la construcción del kartódromo Ojo del Inca de Potosí, falleció el lunes a la edad de 49 años a consecuencia de la COVID-19.
Durante las últimas semanas estuvo luchando contra la enfermedad. Su pérdida fue muy sentida por los pilotos y miembros de la Federación Boliviana de Automovilismo Deportivo (Febad).
“Era un gran dirigente, compañero, un amigo noble, sencillo, humilde. Además era amigo de todos los pilotos del país, era querido por todos. Para mí ha sido una pérdida grande, hemos sentido mucho su partida”, sostuvo Orlando Careaga Alurralde, presidente de la Febad.
“Ramiro fue un amigo muy cercano, buena persona, de muchos valores, muy buen deportista, el mejor en sus tiempos. Tengo muchísimo recuerdos, dimos tres vueltas Bolivia juntos. Para mí es una gran pena y tristeza saber que esto le pasó. Nos golpeó fuerte a la federación. Era querido por todo el deporte tuerca, muy querido por todos los pilotos”, indicó Yamil Segovia, vicepresidente de la federación.
Campeón en autos
En 2000 comenzó su participación dentro del automovilismo con pruebas departamentales para posteriormente llegar a nivel nacional.
Solo tardó cuatro años desde su debut para conquistar su primer título nacional en el grupo Estándar. Luego llegaron sus otras tres coronas en 2009 y 2012 (ambos en 1600 Libre) y en 2015 (R2B Libre).
También obtuvo la corona en 1600 Turismo del Gran Premio Nacional de Automovilismo y Motociclismo 2012.
Fue el primer potosino en participar en la competencia más peligrosa del mundo: el Dakar 2014, año en que por primera vez la carrera pasó por Bolivia.
En los últimos años fue dirigente y llegó a ser titular de la asociación potosina y vicepresidente de la Febad en la temporada 2019-2020.
Hombre de karting
Aguirre fue uno de los principales impulsores del karting en Bolivia y apoyó en la construcción del kartódromo Ojo del Inca, el más moderno del país.
“Fue impulsor del kartódromo. Él vivía en Tarapaya, donde fue construido, así que se encargó de que se concluya esa obra”, recalcó Careaga.
“Su última obra fue el kartódromo Ojo del Inca. Nos acompañó bastante durante dos años, era el vicepresidente mediador en todas las cosas, era muy calmado, tenía buena personalidad”, enfatizó Segovia.
“Has pasado por nuestras vidas dejando una huella profunda que permanecerá en nuestros corazones hasta que volvamos a vernos para conversar sobre el deporte que nos apasiona. Que Dios te tenga en su Santa Gloria”, es el mensaje de la Febad a través de un comunicado.