Joan Laporta fue elegido presidente del español Barcelona para los próximos seis años, y tiene un objetivo central: sacar al club donde juega Lionel Messi, el mejor futbolista del mundo, de una profunda crisis institucional.
El propio Messi fue a votar. Laporta también tiene la misión de convencerlo para que se quede en el club, con el que el astro tiene contrato solo hasta junio próximo.
El que ya fuera presidente azulgrana entre 2003 y 2010 se impuso con claridad a los otros dos candidatos, Toni Freixa y Víctor Font, con el 58,3% de los votos, contra el 31,3% y el 9,3%, respectivamente (datos parciales).
Los dos candidatos derrotados reconocieron la victoria del nuevo presidente y lo fueron a felicitar personalmente.
Con la elección de Laporta comienza una nueva era en el famoso club, cuatro meses después de la dimisión de Josep María Bartomeu, quien fue censurado por manejos en su gestión.
El club se halla en una de sus horas más difíciles, investigado por el caso Barçagate destapado hace poco, cuando salió a la luz que, desde finales de 2017, la directiva del Barça tenía contratada a la empresa I3 Ventures, sociedad del argentino Carlos Ibáñez, con el fin de desprestigiar y difamar a individuos, entidades y personajes no afines al entorno de Bartomeu e, incluso, a jugadores del propio club como Messi y Gerard Piqué, entre otros. El mecanismo que utilizaban era varias cuentas de Facebook y otras redes sociales, como Twitter.
Para esa campaña de desprestigio y acoso, el Barcelona llegó a pagar un millón de euros anuales a I3 Ventures. La difamación no solo era su cometido: también alabar y defender a Josep Maria Bartomeu y su junta. Ocurría en un momento en el que sus actuaciones llevaban tiempo en entredicho, y mientras el club se sumía poco a poco en una profunda crisis económica.
En las elecciones llevadas a cabo este domingo 7 de marzo participaron unos 110.000 socios, entre ellos el propio Bartomeu, quien durante la semana había sido detenido por el Barçagate y liberado al día siguiente.